El Presidente Andrés Manuel López Obrador, pidió la consulta popular y dijo que no votaría.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, la avaló y es la responsable directa de la elaboración de la pregunta garigoleada y confusa a los electores.
La Cámara de Diputados, convocó de acuerdo a sus tiempos legislativos.
El Instituto Nacional Electoral, acató la decisión conforme a la ley, organizándola con certidumbre y recursos propios.
La verdad de oro es que, si hay pruebas documentadas y contundentes para enjuiciar la corrupción e impunidad de políticos del pasado, es suficiente para su aplicación sin necesidad ninguna de consulta, referéndum o plebiscito.
Finalmente, será el Jefe del Ejecutivo el que califique lo sucedido y le dé el rumbo que quiera al resultado de la consulta popular, sin importar el exiguo porcentaje de votantes que se inclinó por el sí, lo que se sabía de antemano.
¿Éxito o fracaso?
Depende del cristal con que se mire.
Si nos basamos en la asistencia a las urnas, huno apatía o desinterés, dejando mucho que desear. Sin embargo, fue previsible, no sé si por falta de credibilidad o por la sospecha de una posible manipulación política o porque prevalece la lógica sensata de que la aplicación de la justicia no está a discusión o porque la sociedad mexicana está más que fragmentada.
Si se enfoca el ejercicio inédito como un avance estrictamente democrático perfectible, se ha avanzado; es redituable. México hace uso de esa herramienta que contempla su Constitución y deja de estar en la lista de países latinoamericanos que nunca han realizado una, entre ellos República Dominicana, Honduras y Nicaragua.
Señalar culpables del desinterés ciudadano es iluso; hablar de conspiraciones o boicots a la consulta es buscar la paja en el ojo ajeno. Descalificar al INE abonando a la intentona de desaparecerlo es insensato.
Con responsabilidad se debe analizar la ausencia de votantes que, finalmente, tuvieron que ajustarse a la pregunta ambigua elaborada por la Corte que nunca se refirió concretamente al enjuiciamiento de los últimos cinco ex Presidentes de México.
Por qué no se adopta el referendo, plebiscito o consulta con preguntas concretas, directas, sin rebuscamientos y que representen la democracia auténtica, directa, sin trampas ni intermediarios, tomando el ejemplo de diversas naciones como Chile, siendo el primero en realizarlo para legitimar su proceso de independencia de España, en 1817, sin olvidar los tres que solicitó el dictador Augusto Pinochet para seguir gobernando, dos que fueron una simulación y el tercero, en 1988, que arrojó un 55 por ciento de la población rechazándolo.
En Colombia, en 2016, el Presidente Juan Manuel Santos, sometió a votación los acuerdos de paz con la guerrilla, siendo derrotada su pretensión.
En 1999 y 2004, Hugo Chávez, promovió la consulta que validara la Asamblea Nacional Constituyente y aprobara la Constitución Bolivariana, ganando abrumadoramente; pero, en 2007, se fue al plebiscito para reformar la Constitución colombiana que ampliaría sus facultades de reelección indefinida, sufriendo una gran derrota.
Los colombianos han votado en consultas contra la corrupción. Así ocurrió en 2018 con preguntas contundentes.
En Alemania es un procedimiento constitucional desde 2006. La primera que hizo fue para regular la presencia de una materia de religión en las escuelas de educación básica. Sus efectos vinculantes refieren su legalidad.
Uruguay, ha hecho tradición el referéndum, tomando decisiones colectivas en temas que afectan a todos, como la de 2004 en materia constitucional que otorgó al Estado la responsabilidad exclusiva de la gestión del agua y saneamiento.
La consulta popular ha sido impulsada con fuerza por Emmanuel Macron y Ángela Merkel, figuras políticas altamente respetadas en Francia y Alemania, respectivamente, desechando la mascarada e indisciplina que atentan contra la democracia directa.
En 2016, se dio el BREXIT, que no es otra cosa que la salida del Reino Unido, en su condición de Estado, de la Unión Europea. Fue a través de un referéndum en 2016, culminando un largo proceso el 1 de febrero de 2020, siendo definitiva la participación mayoritaria de la derecha. Nuevamente la pregunta fue contundente sobre la permanencia en la UE: “Sí o no”.
POSDATA: El Presidente López Obrador, si tenía intención de votar, tuvo que regresar de su gira a México antes de cerrar la casilla que le corresponde. En Nayarit no podía hacerlo, pues no hubo instalación de mesas receptoras especiales ni la ley permite hacer excepciones, porque en un país democrático todos somos iguales. Su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, se equivocó de casilla, nada ni nadie le impidió participar en la consulta popular.
POSDATA (2): Siete mesas receptoras no fueron instaladas en igual número de municipios, 4 en Chiapas, 2 en Veracruz y 1 en Baja California. La gente dijo no y punto.
POSDATA (3): ¿Qué iniciativas del Ejecutivo, que afectan directamente al pueblo mexicano, han sido llevadas a la consulta pública?
¿Se hará con la pretensión de elaborar una nueva Constitución de los Estados Unidos Mexicanos?
¿Se hizo con la legalización de la mariguana?
¿Se realizó de cómo manejar la pandemia del Coronavirus y la distribución de medicamentos que han escaseado con el INSABI al desaparecer el seguro popular?
La serie de preguntas se extiende largamente.
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