Desde su primer año, el presidente de Brasil cortejó al mandatario de EU; no obstante, la apuesta del brasileño por Trump comienza a mostrar problemas.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, está aprendiendo a las malas lo que cuesta lidiar con Donald Trump.
Durante su primer año en el cargo, Bolsonaro cortejó asiduamente al presidente estadounidense, repitiendo como un loro sus políticas de línea dura sobre Venezuela y Hezbolá. Además, también rompió el protocolo diplomático al pronosticar la victoria de Trump en 2020 durante una visita a la Casa Blanca.
Sin embargo, su apuesta total en Trump comienza a mostrar problemas en medio de señales cada vez más claras de que la alianza no está brindando beneficios reales a Brasil.
El anuncio de Trump el lunes, de que planea restablecer los aranceles sobre el acero y el aluminio de Brasil y Argentina, se da tras una decisión de la Casa Blanca a fines de agosto de priorizar la candidatura de Rumanía y Argentina para ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a pesar de declaraciones públicas a favor de Brasil, la economía más grande de América Latina.
La incapacidad de Bolsonaro para obtener una clara victoria diplomática, al menos hasta ahora, de su sólido apoyo a Trump plantea dudas sobre su decisión de cambiar la política exterior de Brasil. También lo debilita a nivel nacional al dar municiones a los rivales que advirtieron contra unir fuerzas con alguien que ven como un socio poco confiable.
“En las relaciones internacionales no hay amigos, solo intereses” dijo a Bloomberg News el lunes Rodrigo Maia, presidente de la Cámara Baja de Brasil y centrista que criticó la política exterior de Bolsonaro. “Trump está defendiendo a los estadounidenses y tenemos que defender a los brasileños”.
Trump acusó el lunes a Argentina y Brasil de devaluar sus monedas en detrimento de los agricultores estadounidenses, argumentando que los dos países estaban “presidiendo una devaluación masiva de sus monedas”.
Las dos naciones han aprovechado la guerra comercial para convertirse en proveedores alternativos de soya y otros productos agrícolas para China, arrebatando participación de mercado a agricultores estadounidenses.
El peso argentino se ha desplomado este año, especialmente después de que quedó claro que Mauricio Macri probablemente perdería las elecciones de octubre ante Alberto Fernández, el candidato de izquierda. El país parece encaminado hacia un tercer año consecutivo de contracción económica.
Brasil ha intervenido varias veces en el último mes para respaldar su moneda. Argentina también ha tratado de impulsar la caída del peso.
Bolsonaro comentó que hablaría con su ministro de Economía antes de reaccionar a los comentarios de Trump sobre el real brasileño y la imposición de aranceles al acero. “Si es necesario, también puedo hablar con Trump, tengo un canal abierto con él”, agregó.
Pero las amenazas arancelarias resaltan una falta de resultados claros que justifiquen la luna de miel entre Bolsonaro y Trump. Un acuerdo comercial muy promocionado con EU no ha logrado ganar impulso a pesar de que Bolsonaro elogia públicamente a Trump en todo momento.
EU fue el principal destino de las exportaciones brasileñas de acero durante la mayor parte de la última década. En 2018, las exportaciones por volumen a EU aumentaron 17 por ciento, en comparación con 2017.
Giro diplomático
Brasil, históricamente un aliado cauteloso de EU, se unió a Trump desde que Bolsonaro asumió el cargo en enero y criticó las ideologías de izquierda y las instituciones globalistas. Fue un giro notable del enfoque tradicional e internacionalista del país, que buscaba ampliar su influencia a través de alianzas regionales y organizaciones multilaterales como las Naciones Unidas.
Diplomáticos brasileños, que hablan bajo condición de anonimato, minimizaron los tuits de Trump, argumentando que el alcance y el tamaño de los aranceles se desconocen y que su implementación no es segura. También argumentaron que sus afirmaciones son inexactas ya que Brasil tiene un régimen cambiario libre y trabaja duro contra la depreciación del tipo de cambio.
Un funcionario estadounidense insistió en que el Gobierno aún apoya el ingreso a la OCDE y que los lazos con Brasil han florecido bajo Trump y Bolsonaro. El funcionario, que pidió no ser identificado, aseveró que EU todavía está muy interesado en avanzar en un acuerdo de libre comercio.
Los funcionarios de la Casa Blanca no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios sobre si las decisiones arancelarias del presidente socavan la relación que él y Bolsonaro han intentado establecer.
Relaciones con China
Entretanto, China, el mayor socio comercial de Brasil, ha estado trabajando en silencio para profundizar los lazos económicos.
Ante la presión de sus generales, el lobby de la agricultura y otros formuladores de políticas, Bolsonaro, quien desde el principio acusó a China de prácticas comerciales depredadoras, ha cambiado su postura sin fanfarria incluso antes de la amenaza arancelaria de Trump.
Durante una visita a Beijing en octubre, comentó que los dos países “nacieron para caminar juntos”. Después, recibió al presidente Xi Jinping en una cumbre BRIC en Brasilia, donde defendió relaciones comerciales más profundas.
La posibilidad de que Trump pierda la reelección presidencial el próximo año es otra razón para que la administración Bolsonaro sea más cuidadosa con la asociación, consideró Roberto Simon, director senior de políticas de Americas Society/Council of the Americas.
“Realmente no se me ocurre ninguna forma en que esta asociación con Trump haya beneficiado a Brasil”, añadió. “Está generando un debilitamiento gradual de la credibilidad de Brasil a nivel internacional. Si Trump pierde, Brasil podría convertirse en un paria internacional”.