Juran los enterados que Ignacio Mier Velazco se convirtió en uno de los traidores más visibles a Morena y la cuarta transformación.
Inocultable su osadía digna de un inadaptado y mala sangre.
Dio la orden a sus achichincles para operar en contra de Alejandro Armenta, Pepe Chedraui y todo lo que estuviera ligado a ellos, mientras él mandaba a pegar su propaganda y hacía acto de presencia durante las visitas de Claudia Sheinbaum a Puebla para taparle el ojo al macho.
Vivillo el muchacho, buscó instalar en alcaldías y diputaciones a sus allegados.
En la capital del estado y San Pedro Cholula se registran los mayores casos de servidores de Nacho que trabajaron para Eduardo Rivera, Mario Riestra y candidatos del PAN y el PRI, sin soslayar otras regiones.
Ignacio Mier Velazco, ha sido un líder fracasado, del asco, pero le hicieron caso personas de la calaña de Iván Galindo, Blanca Alcalá, Marcelo García Almaguer, Facundo Rosas Rosas, Omar Álvarez Arronte, Fernando Manzanilla Prieto, Geudiel Jiménez Flores, Claudio Rosas, Erika de la Vega Gutiérrez, Alejandro Oaxaca Carreón, Julio Lorenzini, Eduardo Papaqui, Arturo Rueda Sánchez y Fernando Alberto Crisanto, dos pillos disfrazados de periodistas, igual que otros mercenarios bien identificados.
Primero le creyeron que era el elegido del presidente Andrés Manuel López Obrador para ser el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla y después se juntaron para asestar la puñalada, pero se les dobló el puñal.
Los senadores tendrán que aplicar un exorcismo en el congreso a la llegada de Mier Velazco.
Todos los mencionados merecen el PREMIO PINOCHO, por farsantes.