El 26 de marzo de 2025, Donald Trump anunció un arancel del 25% a los automóviles y componentes fabricados fuera de Estados Unidos, medida que entrará en vigor el 2 de abril. Esta política tiene como objetivo incentivar la producción nacional de autos en EE. UU. y crear empleo, pero genera un gran impacto para países como México, que es uno de los principales exportadores de vehículos al mercado estadounidense.
México, que en 2024 exportó alrededor de 2.5 millones de vehículos a EE. UU., podría ver un aumento en los precios de sus autos, lo que reduciría su competitividad y afectaría la industria automotriz local. El gobierno mexicano, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ya se encuentra negociando para mitigar los efectos, buscando acuerdos que protejan el empleo y la economía del sector.
Además, las consecuencias no se limitan solo a México. En Estados Unidos, los consumidores podrían enfrentar un aumento en los precios de los vehículos importados, lo que podría afectar las ventas. Las empresas automotrices estadounidenses también se verían afectadas al enfrentar mayores costos por componentes extranjeros.
Esta medida también pone en riesgo el futuro del T-MEC, ya que podría interpretarse como una violación de los acuerdos comerciales, lo que generaría tensiones adicionales entre los socios comerciales. A largo plazo, México podría necesitar diversificar sus mercados y fortalecer otros sectores para contrarrestar las pérdidas en la industria automotriz.