Una de las prioridades de los padres de familia, es brindar las mejores oportunidades de instrucción y formación para sus propios hijos. Definitivamente, la parte formativa no es algo secundario o de posponer en la vida de los niños y jóvenes, debido a la importancia en el impacto de los mismos en su etapa adulta.
La Instrucción o educación pública, aun cuando busca brindar la mejor calidad posible, dada las condiciones existentes –sobrepoblación escolar, presupuestos reducidos, el poco o nulo compromiso de los docentes y de los padres en el proceso de instrucción por sus hijos, sin hacer mención de la clásica corrupción-, parece ser una meta imposible.
De ahí, la importancia de la intervención de los padres de familia, para complementar el proceso formativo que sus hijos merecen recibir. No es un secreto, que las actividades extra escolares son fundamentales en la formación integral de un niño o joven, e incluso, en otros países se les consideran tan importantes como la misma actividad académica formal.
En nuestro país, por desgracia esta cultura de la complementariedad educativa y formativa dista mucho de ser tomada con seriedad. La mayoría de los padres de familia la toman como un tiempo de ¨entretenimiento¨ –por no decir de guardería- dichas actividades ya sean del orden deportivo, artístico, tecnológico e incluso académico, perdiéndose mucho potencial o talento de nuestros niños y jóvenes.
Algunos padres de familia argumentan que en nuestro país no hay apoyo para el talento de formación –en todos los ámbitos previamente descritos- y muy seguramente tienen la razón, pero, también es importante mencionar que en los países de primer orden, las oportunidades no están a la vuelta de la esquina. Hay procesos muy rigurosos para obtener el apoyo necesario, además de un factor fundamental en la vida cultural de esos países, que es la competencia y por ende, la competitividad.
Nuestro papel como padres de familia, además de ser proveedores de lo material, también es el ser proveedores de la parte espiritual –y no me refiero a lo religioso exclusivamente-, es decir, somos también proveedores de valores, costumbres y hábitos que impactan en la actitud de vida de nuestros hijos en su vida de futuros adultos con una actitud de competencia ante las dificultades prácticas de la vida.
La complementariedad deportiva, artística, tecnológica y académica es una realidad para la nueva generación. Seamos parte activa en la instrucción y formación de la generación creciente actual, con miras de una generación competente y funcional que nuestras comunidades merecen. Gracias.