Eukid Castañón Herrera y Mario Alberto Mejía, empleador y empleado.
Se hicieron amigos, pero siempre prevaleció la supremacía del primero.
Obvio, si Eukid lo recibía en su bunker de la 9 poniente y calle Chietla, le pagaba y le ordenaba defenderlo como un brillante operador político, justificar sus dotes de espía y cobijar en sus columnas los gobiernos de Rafael Moreno Valle Rosas, Antonio Gali Fayad y Martha Erika Alonso Hidalgo.
La desgracia del 24 de diciembre de 2018 los hizo palidecer, al igual que al resto del morenovallismo. De cualquier forma, creía Eukid que el PAN podría retener la gubernatura. Para eso encabezó los ataques contra Miguel Barbosa Huerta, su esposa y familia, en el periódico 24 horas, cuya franquicia siempre presumió. Mario, fue su Director Editorial.
Fueron parte del ejército que perpetró el llamado fraude electoral de Puebla.
Eukid, anunció su renuncia a la política. ¡Mintió!
Mario Alberto, siempre pregonó que para ser Periodista hay que estar peleado con el poder. ¡Mintió!
Dicen sus propios camaradas que hoy niega su cercanía con Eukid. Eso indica que la amnesia no le permitirá llegar al CERESO a visitarlo.
Eukid, conspira contra el gobierno barbosista; nunca renunció a la política; participaba embozado.
Mario Alberto, pretende desligarse de él; desconoce a su amigo, a pesar de que estuvo cerca del poder morenovallista al que nunca juzgó por sus excesos, corrupción e impunidad.
Por eso, Eukid Castañón Herrera y Mario Alberto Mejía, ganan por méritos propios el PREMIO PINOCHO Y SU CORCHOLATA DE PATO PASCUAL, por mentirosos.