Hay empresarios decentes, no cabe duda.
Pero también los hay indecentes que han hecho sus fortunas utilizando el trinquete, contratando a prestanombres, lavando dinero y creando empresas fantasmas.
Se vuelven cínicos y recurren a cualquier argucia para engañar. No les importa ser descubiertos.
Mario Mendívil Blanco, es un caso típico, invirtiendo en el Club Lobos BUAP mediante convenio notariado y después vendiendo la franquicia ilegalmente y sin autorización, haciendo lo posible por eludir el compromiso de pago a la institución universitaria, dueña del equipo legalmente.
Nada más son 270 millones de pesos los que tiene que cubrir Mendívil, junto con su socio Antonio Álvarez.
¿Habrá otros personajes coludidos con ellos, nada más que están parapetados?
¿Y Juan Carlos Bozikián, quien llegó junto con Mendívil?
Mendívil Blanco, se comprometió, el 11 de junio del año que corre, que depositaría el dinero en 48 horas para transferirlo a la BUAP.
Una de tantas falsedades, por lo que gana el PREMIO PINOCHO y su Corcholata de Pato Pascual, por mentiroso.