He reiterado en mis Reflexiones la persistencia de los enemigos del Presidente Andrés Manuel López Obrador y del Gobernador Miguel Barbosa Huerta. No es de ahorita, data de años. Se recrudeció como candidatos y se refuerza siendo mandatarios. La presencia del Coronavirus es un factor que aprovechan para trabajar la conspiración y sabotaje.
Sueñan con una pandemia de magnitudes insospechadas en la república para culparlos y si no la hay, no reconocerles ningún mérito; es la fórmula, según ellos, para verlos caídos.
Ya no es la crítica solamente al político, es la destrucción a la persona y sus familias haciendo escarnio. Desparraman perversidad. Se ve en desplegados nacionales, en entrevistas radiofónicas, informaciones y encabezados tendenciosos.
El Presidente les llama adversarios, incluida la prensa amarillista. “Quieren contar muertos; estamos viviendo temporada de zopilotes”, diría.
No me equivoqué, aunque yo veo rondar buitres que, a diferencia de los zopilotes, son capaces de cazar presas vivas, si se les permite.
LA MUERTE DE GERARDO RUIZ ESPARZA
¿Quiénes pueden festinar el deceso de un político, por muchas diferencias que existan?
Solamente los inadaptados que piensan que con ello ya no habrá investigación por el daño a las finanzas nacionales que ocasionó el ex titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, en complicidad con Gobernadores, Alcaldes, funcionarios y hasta el ex Presidente Enrique Peña Nieto.
Rosario Robles Berlanga, paga culpas por la “Estafa Maestra”.
Hicieron lo mismo con el deceso de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso Hidalgo. Por un lado lloraban su muerte y por otra parte daban gracias porque las investigaciones por corrupción e impunidad se cancelarían.
Se equivocaron: La Unidad de Inteligencia Financiera, que preside Santiago Nieto, continuará su trabajo, a pesar de que Ruiz Esparza haya donado sus bienes y cuentas bancarias a su hijo Gerardo Ruiz Dosal, cuando comprendió que después de Robles Berlanga iba él.
En Puebla, las inversiones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, durante el gobierno de Moreno Valle, llegaron a los 27 mil millones de pesos, entre carreteras, puentes, tren turístico, segundos pisos. En todo tuvo que ver Antonio Gali Fayad, como titular de Infraestructura y Alcalde de la capital; igualmente Roberto Moya Clemente, Secretario de Fiananzas y hoy Senador; así como Luis Banck Serrato, por citar una tercia.
Hubo moches, facturación inflada y la participación de OHL como constructora consentida.
Veremos cómo termina el asunto.
Gerardo Ruiz Esparza, no enfrentará la justicia terrenal, solamente la divina.
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