Ni en los peores días de Enrique Peña Nieto aparecieron empresarios, panistas y Periodistas arengando a un golpe de Estado o marchando por las calles exigiendo su renuncia ni mucho menos incitando al magnicidio.
Lo que están haciendo es una perversión que define su postura frente a la ley en sus diversas expresiones. Los golpistas serían dignos pacientes de Freud, si viviera.
Antes, no aparecieron organizaciones como el FRENAAA, que tiene como cabezas visibles a Pedro Luis Martín Bringas, del grupo Soriana y Gilberto Lozano, con fuertes ligas a FEMSA de José Antonio “El Diablo” Fernández, calificando al Presidente Andrés Manuel López Obrador de inepto, incapaz, cínico y traidor.
Tampoco se había permitido tantas faltas de respeto a la investidura presidencial.
Alientan marchas de protesta y se atreven a pedir la cabeza del Jefe del Ejecutivo en charola de plata. Es decir, su desquiciamiento no mide consecuencias, soslayando que AMLO ganó con 30 millones de votos en una elección limpia y como nunca democrática.
Martín Bringas, con un capital de 3,200 millones de dólares está dispuesto a financiar todo lo que sea posible para un soñado derrocamiento al finalizar 2020; mientras, Gilberto Lozano, emplaza al Presidente a entregar resultados o irse.
Las balandronadas no tienen límite.
Privarles de canonjías y hacerles pagar miles de millones de pesos, que evadieron en impuestos, les duele en el alma.
No imaginaron que dejarían de manipular al país y el poder económico. Eso les fue permitido por Fox, Calderón y Peña, para no ir más atrás. Por eso nunca les exigieron abandonar Palacio Nacional.
Actos de sedición, como este, deben ser castigos con rigor.
Ni siquiera el “Chacal” Victoriano Huerta, con todo y su repulsiva traición a Francisco I. Madero, fue tan evidente, descarado e impúdico.
Solos, no lo harían.
Lo que indica que hay manos poderosas que los mueven y promueven la desestabilización en el país.
Uno de ellos es Gustavo de Hoyos, el líder de la COPARMEX, quien ha dejado claro que los empresarios nunca esperaron que en verdad ganara López Obrador.
A los golpistas que integran el BOA, que sí existe, se les suma un frustrado Gabriel Quadri, que se dice liberal; Pedro Ferriz de Con y su parentela; Felipe Calderón Hinojosa, a quien su estatura no le permite ver su reflejo en el espejo de Genaro García Luna; un puñado de Gobernadores panistas, un perredista, uno de Movimiento Ciudadano y uno que otro despistado priista.
¿Periodistas?, también; usted ya los conoce.
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EL GOBERNADOR DE PUEBLA, Miguel Barbosa Huerta, es uno de los políticos que está recibiendo los embates casi al mismo nivel que López Obrador. Y, sin embargo, no se arredra.
Sus enemigos han buscado, sin éxito, hacerle daño físico.
Es hombre de convicciones y fortaleza, ya lo había citado desde hace mucho.
Ha enfrentado la pandemia con entereza y saltan las constancias de que tenía razón en no reanudar actividades. La responsabilidad es de todos, pero no todos lo entendieron.
La inseguridad, uno de los talones de Aquiles en la nación, está siendo atacada de manera frontal por su Gobierno. Ayer, asestó otro golpe certero a la delincuencia, capturando al “Loco” Téllez, peligroso capo huachicolero, en coordinación con la Procuraduría de Tlaxcala y la Fiscalía General de la República.
Los éxitos se han sumado en este renglón y los detractores del Fiscal Gilberto Higuera y del Secretario de Seguridad, Raciel López Salazar, han tenido que callar. Si bien no elogian su labor, guardan sus descalificaciones.
Vienen tiempos difíciles en la recuperación del empleo y aminorar el hambre. En 2021, la elección intermedia. Hay mucho por hacer y los obstáculos se multiplican.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx