“El poder a los inteligentes los marea, pero a los pendejos los vuelve locos. Me pregunto en qué categoría se encuentra Miguel Barbosa, Gobernador de Puebla.
Sus desatinos respecto al Coronavirus. Expresiones cargadas de ignorancia y con un aire socarrón ridículo, por decir lo menos. Se dio cuenta de que a los ricos, él incluido como dueño de un patrimonio bastante extenso, también les da el maldito virus. Tuvo que recular, incluso estuvo en contra del gobierno federal. Buen por el freno de mano mediático que metió, pero en un principio era su propia estupidez la que estaba poniendo en peligro la vida de los poblanos.
Ahora, en el momento más inoportuno, en el cual las redes arden y no hay foro para la discusión inteligente y ordenada, sus esbirros, sus empleados que tiene trabajando en el Congreso local, han aprobado modificaciones a la Ley de Educación Estatal. En ese marco, entiendo su calentura por modificar dos rubros principales: En el Artículo 86 que prohíbe la comercialización de alimentos chatarra y bebidas energizantes por no favorecer la salud de los educandos. Ay, Miguel, si hubiera habido un Gobernador como tú en tus épocas de educando, quizá no sería panzón ni diabético y, sin duda, hubieras salvado una extremidad. Ni hablar, “ches” políticos oportunistas, no tienen madre, me cae.
Pero el cambio más preocupante es el artículo 105 que se propone: Los Inmuebles de los planteles destinados a la educación de las autoridades estatales, municipales y de particulares –sí, leyó usted bien, de particulares- pasarán a formar parte del Sistema Educativo Estatal. Desatinos legislativos, a todas luces inconstitucionales. Barbosa tuvo que salir a balbucear en su Twitter algunas tonterías para justificar sus excesos.
Ay, Miguelón, Miguelón, no seas mamón. Ya deja a los muertos, no seas necrófilo. Tú no dejas en paz a Moreno Valle y Martha Erika. Dicen que no hay muerto malo. Sin duda, los hay, la pareja que comento no era precisamente buena, pero ya párale, déjalos descansar y tú ponte a gobernar.
No atentes en contra de la propiedad privada y la libre empresa que, supongo, te ayudaron a comprar tu linda casa en Coyoacán. Hay que apoyar a los gobernados, pero no ser un payaso populista capeado en en dueño de inmuebles millonarios, eso se llama hipocresía.
Si dejas de ser payaso, Miguel, prometo que cuando sea Jefe de Gobierno de la Ciudad de México no voy a expropiar tu casa para hacerla un museo.
Miguel, Miguel, se pueden hacer cosas y proponer muchas más. En el marco de la ley y sin lesionar a todo mundo por el odio necrófilo que, reitero, no tienes que llevar al límite porque los muertitos te robaron la elección. No es momento, hazlo bien, tienes pasto y pastura. Compórtate y bájate del ladrillo, porque con una sola pierna te mareas fácil. Apuéstale a lo grande y no a las tonterías, Miguel, ya están grande.