En ningún momento ha cesado la lucha política durante la emergencia sanitaria.
La peste, en su nueva versión COVID 19, no ha detenido las ambiciones de adueñarse del poder republicano.
Desde su cresta se puede ver el 2021.
Si sobrevivimos a la pandemia, atestiguaremos cómo se desencadena el proceso electoral del próximo año que marcará la ruta hacia 2024.
Con nada convence la Cuarta Transformación a sus opositores que se armaron desde que olieron que cambiaría la línea marcada por el PRI y el PAN en las últimas dos décadas. Nada les embona a los detractores de Andrés Manuel López Obrador.
En Puebla, el Gobernador Miguel Barbosa ha calificado de delincuentes sanguinarios a los que quieren que le vaya mal al gobierno y a la sociedad.
Ni siquiera la desgracia congela la perversidad; por el contrario, mientras más muertos y contagiados haya es mejor, así de regodearán para culpar al Presidente y al morenismo. Ya lo están haciendo.
No hay treguas, aunque se publiciten con una falsa honestidad y sensatez.
La sobrina de mi querido amigo, Mario del Olmo, es Alcaldesa de Magdalena Contreras en la Ciudad de México. Se llama Patricia Ximena Ortiz Couturier y dio positivo de Coronavirus. Es joven con apenas 32 años y con gran responsabilidad se retiró a su domicilio para cumplir con la cuarentena que se convertirá en sesentena. Su aparato inmunológico soportó el virus, lo está rechazando y está saliendo avante.
Sus detractores aseguraron que por miedo abandonó el cargo, lo que es una falsedad. Ella, con todo y los síntomas físicos y psicológicos que esto representa, pues el mundo entero enfrenta una enfermedad que asemeja a un fantasma asesino que nadie sabe de qué manera controlar, está trabajando desde su casa, atendiendo, dando órdenes y hasta concediendo entrevistas para confirmar el episodio amargo y lo que está haciendo para que su Delegación cuente con un programa alimentario para todos.
No gusta a los enemigos de la Cuarta Transformación que Ortiz Couturier haya sido líder de las juventudes morenistas y seguidora de López Obrador desde hace años; que se convirtiera en Diputada federal y legisladora Constituyente; que colaborara de cerca con Claudia Sheinbaum y que sea una mujer preparada con licenciatura en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma Metropolitana.
Es una ruindad desear la catástrofe del país y hasta la muerte de sus gobernantes.
Ya se vio en Puebla en el caso del Gobernador Miguel Barbosa.
Se observa con el Presidente López Obrador.
Me consta con Patricia Ximena Ortiz Couturier.
Hay muertos, contagiados, una zozobra desquiciante y poco importa a los descastados que únicamente ambicionan poder político y mantener sus colchones rellenos de dólares.
Desear que le vaya mal a un gobierno de la ideología que sea, es anhelar la desgracia social.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx