Hace 10 días, justo el 14 de mayo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, señaló que la reapertura de la nueva normalidad no es a la fuerza, dejando en libertad a los Estados del país el acatarlo o no, de acuerdo a sus intereses y de cara al ritmo de la pandemia por Coronavirus en sus lugares de origen.
Si bien el Artículo 127, fracción XXXI de la Constitución le confiere la autoridad absoluta para decidir sobre el manejo del empleo en diversos rubros, entre ellos el de las industrias automotriz y de la construcción, el Jefe del Ejecutivo, advirtió que no se va a pelear con las autoridades locales o estatales que no compartan las disposiciones expuestas. Creo que también tendría que incluirse al sector turístico en la serie de medidas restrictivas. Todavía no es tiempo de viajar.
Esto, avala contundentemente el decreto del Gobernador Miguel Barbosa de impedir que las industrias automotriz y de la construcción reanuden actividades a partir del 1 de junio, porque lo hace en base a sus atribuciones sin vulnerar los dictados del Gobierno federal, puesto que López Obrador dispone: “Este plan es de aplicación voluntaria. Primero, confiando en la responsabilidad de la gente y también garantizando las libertades. Si hay una autoridad municipal o estatal que decida no acatar este plan, no habrá controversia; no vamos a pelearnos; no vamos a dividirnos”.
No hay decreto autocrático de Miguel Barbosa, como algunos inconformes lo señalan, ignorantes de la disposición presidencial y de la información de la Secretaría de Economía del Gobierno de la República.
En Puebla, hay semáforo en ROJO, lo que impide la posibilidad de reactivar la productividad en empresas como Volkswagen y AUDI, así como en la industria de la construcción. Así se lo han hecho saber a empresarios, basándose el gobierno estatal en que de actuar de manera contraria es irresponsable y va en contra de la política humanitaria que ve primero por la vida de la personas. CANACINTRA, afirmó que acatará decreto y sensatez.
Ese día, el 14 de mayo, se conoció el plan de tres etapas presentado por la Secretaria de Economía, Graciela Márquez, La primera de ellas implica la reapertura, el 18 de mayo, de los 269 municipios “de la esperanza”, donde no hay contagios y en los municipios vecinos tampoco.
La segunda etapa, del 18 al 31 de mayo, es preparativa del tiempo en que las empresas deberán diseñar sus protocolos para recibir de vuelta a sus empleados en el centro laboral; reacomodar sus espacios; instalar filtros sanitarios en los accesos y desinfectar las áreas.
La tercera que comienza el 1 de junio, se aplicará un semáforo con los colores rojo, naranja, amarillo y verde, para cada región del país.
La Secretaria de Economía explicó las características de cada color:
Cuando el semáforo esté en rojo solamente se permitirán las actividades laborales esenciales, previamente difundidas (servicios de salud, de seguridad pública, todo lo relacionado con alimentos, desde su producción hasta la venta al consumidor; venta de productos de limpieza, venta de combustibles, servicios bancarios, telecomunicaciones y medios de información, entre otros); pero, además, tres nuevos sectores que se agregaron a los considerados esenciales: La minería, la construcción y la fabricación de transporte.
En el naranja caben las actividades no esenciales, pero a un nivel reducido. Podrá haber actividad en el espacio público abierto, pero también de manera restringida. Las personas vulnerables podrán incorporarse a las actividades laborales, pero con máximo cuidado, acortando su jornada de trabajo y acondicionando espacios exclusivos.
Cuando el semáforo indique amarillo, se podrán llevar a cabo todas las actividades consideradas esenciales y no esenciales sin restricción alguna.
Habrá restricciones menores para el espacio abierto y mayores para el cerrado, como templos, museos, cines, teatros, restaurantes. Es decir, se limitará su aforo y se establecerán días y horarios de apertura.
Si el semáforo está en verde ya no habrá restricciones, aunque se seguirán aplicando las medidas de salud pública. Esta fase es en la que se reanudan las actividades escolares de manera presencial.
“El plan debe seguir un camino gradual, ordenado y cauto”, es la recomendación general.
“De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”, sentencian los especialistas.
Así que, Miguel Barbosa, está actuando de acuerdo a las observaciones presidenciales hechas públicas; al conocimiento del Estado de Puebla con sus niveles de contagio y defunciones; así como la identificación plena de las zonas que requieren medidas de exigencia y las que pueden retornar a sus actividades sin abandonar las medidas sanitarias correspondientes.
No hay fricción del Gobierno de López Obrador con los Gobernadores, al menos en este asunto espinoso del COVID-19-.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx
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REFLEXIONES por MIGUEL ÁNGEL GARCÍA MUÑOZ. *DECRETO QUE FRENA APERTURA DE INDUSTRIAS EN PUEBLA, NO ES AUTÓCRATA, ACATA DISPOSICIONES
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