La soberbia la sostiene y se yergue desafiante ante la triste realidad de un ayuntamiento de San Pedro Cholula que transita entre el caos y la corrupción.
Es la alcaldesa Paola Elizabeth Angon Silva, quien la semana pasada rindió su primer informe de labores entre protestas y el repudio ciudadano, porque ha defraudado en el manejo del erario, no ha cumplido sus promesas de campaña e incluso ha mentido con algo tan básico como es su nacimiento, pues ha asegurado que es cholulteca, cuando nació en Puebla, siendo registrada de manera extemporánea a los dos años de edad y luego se repitió la historia dos años después en Tecali de Herrera.
Sus obras duran apenas unos días y tienen que ver con inauguración de alcantarillas, pavimentación de calles, pintado deficiente del mercado Cosme del Razo e inauguración de ferias.
No escapa que sigue abierto el juicio en su contra por usurpación de profesión, pues no ha aclarado la obtención de su título de abogada en la universidad patito del morenovallismo que también tuvo entre sus alumnos a Jesús Giles, el ex líder del PAN que fue títere en el manejo del organismo político.
Su nepotismo y compadrazgo es delicioso, basta revisar la nómina.
La renuncia de funcionarios ha sido la constante.
Pelearse con los regidores es su desayuno.
Intentar adueñarse ilegalmente del sindicato “Luis Cabrera”, en contubernio con su amigo personal Leobardo Soto, el líder charo de la CTM, es un escándalo, a pesar de haberle prometido a la secretaria general, Maribel Jiménez Hernández, respeto absoluto al contrato colectivo de trabajo y las cuotas sindicales. Ni siquiera les agradeció su voto en las urnas.
Otra infamia.
Paola Angon Silva, desde joven aprendió bien a protagonizar la farsa, por tanto, gana con honores el PREMIO PINOCHO Y SU CORCHOLATA DE PATO PASCUAL, POR MENTIROSA.