En este como en otros sexenios, el tema eje del gobierno sigue siendo la inseguridad. Así, las comparecencias más estrepitosas en el marco de la glosa del primer informe presidencial han sido las de Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública, presentadas ante el pleno de la cámara de Diputados la semana pasada, y este marte en el Senado de la República, ante comisiones.
En ambas cámaras la bancada que dio la batalla contra el encargado de la seguridad pública y la protección ciudadana fue la de los panistas; quienes se mostraron como la única oposición real en el Congreso de la Unión. Ya que hasta los legisladores del PRI se mostraron complacientes con el funcionario; no obstante, el fallido operativo en Culiacán.
En San Lázaro, el debate y enfrentamiento político por la seguridad y las estrategias gubernamentales contra el narcotráfico se dio únicamente entre panistas y morenistas; como si entre el gobierno de Calderón y el de AMLO no estuviera el del priista EPN. El que ya para este momento es sexenio olvidado para los protagonistas de la política nacional: Morena y PAN.
Así, al más puro estilo del diputado Gerardo Fernández Noroña, en sus tiempos de oposición; en este episodio, la diputada tlaxcalteca, Adriana Dávila, del PAN, fue la protagonista para hacer los reclamos crudos y hasta estridentes contra el secretario Durazo Montaño. A quien hasta por momentos se le quebró la voz, evidenciando impotencia y enojo: “el mismo respeto que me merecen los diputados del PAN, me merezco yo”, señaló en una de las réplicas.
En fin, que en la trifulca registrada en la cámara de diputados, el coordinador albiazul, Carlos Romero Hicks, dejó en claro que no coincidía con la postura del ala radical del PAN, de ahí que no subió a tribuna como prácticamente toda la bancada azul, en acecho al secretario.
En el Senado le regalaron un Pinocho a Durazo
En el Senado también la fracción del PAN, que coordina el queretano Mauricio Kuri, fue la única que le hizo ruido a Alfonso Durazo, y hasta escarnio, por las contradicciones en que ha incurrido el secretario desde la versión oficial primera; hasta el momento, en que ha ofrecido al menos seis versiones sobre lo ocurrido en Culiacán, con la frustrada detención de Ovidio Guzmán. Por eso, la senadora veracruzana Indira Rosales le regaló un muñeco de Pinocho.
Lastimosamente, pese al apoyo de las bancadas de Morena en ambas cámaras, del PVEM, PES, PT y PRI, el secretario Alfonso Durazo no salió bien librado en ninguna de las dos comparecencias. Donde además de las críticas por la lentitud en los resultados a favor de la seguridad, se le exigió su renuncia por el caso Culiacán; al que se sumó esta semana el de la familia LeBarón, asesinada en la sierra de Sonora.
Estrategia de seguridad con visión humanista
La explicación de Durazo ante el desastre en el tema de la seguridad y el alza del número de asesinatos en el primer año del gobierno obradorista, respecto al gobierno que le precedió; fue una muy justificable.
El flagelo del narco y la violencia inherente data de décadas atrás y la Guardia Nacional requiere un periodo de maduración para asentarse. La otra explicación: que el gobierno de la 4T busca atacar las causas que provocan la delincuencia, ofreciendo oportunidades de trabajo y desarrollo a la población. Se trata de una política integral de seguridad, con visión humanista. La fuerza del ejército ya mostró sus límites; y basta de derramamiento de sangre, asentó.
Sin duda se trata de una visión loable por lo humanista y su enfoque social; sin embargo, falta que esa estrategia de seguridad, a un año del nuevo gobierno, pruebe sus alcances y muestre resultados; porque se ve complicado que pueda sostenerse ante un panorama que, indiscutiblemente, exige mayor severidad contra la delincuencia.
La renuncia de Durazo la puso él mismo sobre la mesa en la comparecencia en la Cámara de Diputados, cuando consideró que: “lo más fácil es renunciar; lo difícil es seguir y no flaquear”. Y es que a un año del gobierno lopezobradorista se ha evidenciado caos al interior del gabinete de seguridad, falta de estrategia y sobre todo inteligencia militar y financiera, para enfrentar el reto que tiene enfrente el gobierno austero de López Obrador.