Por: Sofía Paz
UN ESTADO DE EXCEPCIÓN se puede dictar en caso de agresión, conflicto armado internacional o interno, grave conmoción interna, calamidad pública o desastre natural.
Es lo que marca la ley.
Pero, ¿qué significa?
Pues bien, pueden restringirse las libertades de locomoción (desplazamiento de un lugar a otro), reunión y el derecho de propiedad. Es designado un Jefe de la Defensa Nacional, quien tiene competencias legales para reponer la normalidad en la zona determinada y, además, el Presidente de la República puede delegar en él otras atribuciones para ese mismo fin.
¿En esa situación se encuentra México para pretender militarizarlo por decreto, violentando la Constitución como forma común de legitimar la decisión presidencial?
Los mexicanos no lo saben y haría bien el Jefe del Ejecutivo en declararlo, de lo contrario, esa injerencia entre la democracia y el absolutismo, que no está fuera del orden jurídico, pero tampoco dentro, precisamente por esa indefinición, mantiene en situación de alarma y preocupación a los ciudadanos, sus instituciones y alerta al mundo.
Al respecto, Tatiana Clouthier, una de las llamadas “Corcholatas” y ex Jefa de Campaña del ahora Presidente Andrés Manuel López Obrador, advirtió el 10 de enero de 2019: “Cada paso que dan atrás los civiles, es un paso adelante que dan los militares. Tengo un sentido común que me dice que este no es el camino”.
Ese día, fungiendo como Vicecoordinadora de la bancada de MORENA en la Cámara baja, convirtiéndose posteriormente en lo que es hoy, Secretaria de Economía, dijo: “Poner un mando militar en la Guardia Nacional hasta 2024, podría darle la influencia necesaria para determinar al que gobernará México en el próximo sexenio. Me niego a poner esto en la antesala”.
Sin duda, Lázaro Cárdenas del Río y Manuel Ávila Camacho, se han de estar retorciendo en sus tumbas.
NOTA BENE: ¿Podría caber la posibilidad de que exista la tentación de extender un mandato de gobierno, siendo clave el manejo de las fuerzas armadas?