Por: Rodrigo Santamaría
Que nadie se preocupe por Lorenzo Córdova Vianello.
A pesar de su talento y conocimientos, no puede participar en la elección de 2024 por la Presidencia de la República. La ley le impide competir en actos políticos en dos años posteriores al término de su gestión como Presidente del INE.
En 2023 dirá adiós; mientras, habrá de decidir con los demás Consejeros del organismo electoral si rechaza organizar la revocación de mandato o acepta la responsabilidad hasta el límite de sus posibilidades, luego de que la Cámara de Diputados, a pesar de estar obligada constitucionalmente a proporcionar los recursos económicos para este ejercicio inédito en México, no sólo bateó la petición, sino que le recortó 4,913 millones de pesos a su presupuesto.
Grave en grado sumo sería utilizar el Estado y el poder legislativo para atacar al INE y desaparecerlo, porque sería ir contra la propia ciudadanía a la que dice defender.
¿No basta con que Lorenzo Córdova se vaya del INE?
En la misma pista circula el ex candidato del PAN, Ricardo Anaya, quien habrá de comparecer personalmente en el Reclusorio Norte para responder a señalamientos de corrupción por el caso Odebrecht, hechos por el delincuente confeso Emilio Lozoya.
Una de dos, Anaya será apresado o tendrá que verse en la necesidad de huir con la ficha roja de la INTERPOL a cuestas. Sus aspiraciones presidenciales se alejan.
Santiago Nieto, ha sido eliminado y quizá conminado a guardar silencio y sensatez. Así lo ha externado, dando la impresión que es una decisión propia.
El poder no aceptó su impulso como otro presidenciable que podría reforzar sus posibilidades con resultados espectaculares al frente de la Unidad de Inteligencia Financiera.
Nieto Castillo, ya volaba solo, no obstante sus simpatías por Marcelo Ebrard.
Hablando del Canciller, está condicionado a realizar campaña en reuniones internacionales sin un peso político real, porque él no decide ni es el Presidente que, además, no acepta recomendaciones ni discursos de ninguna especie que vulneren la soberanía nacional o huelan a intervencionismo.
Marcelo, se ve mejor tomando fotografías y grabando a López Obrador en reuniones de la ONU que, por cierto, no sirve para un carajo, según la versión del gobierno mexicano.
Tatiana Clouthier, no se mueve ni por asomo. Es un fantasma condimentado que aparenta que la democracia reina en México.
Esteban Moctezuma, está más muerto que vivo. La reforma educativa y la desconcentración de la SEP han sido un fracaso. Amarrado por la fuerza del poder, no tiene margen de maniobra.
El priista Alejandro Moreno, Diputado y líder del añejo Partido, ha logrado impactar con su discurso de los últimos días, haciendo ver que no caerá en la tentación de aliarse de frente o de facto con MORENA. Si ratifica su postura, se perfilaría como un político serio sin miedo al cobro de facturas de cualquier índole.
Su expediente deberá estar limpio, so pena de una desgracia.
El fuero debe aprovecharlo al máximo.
Ricardo Monreal, también con fuero que lo protege del embate de la venganza o persecución, es el que ha sabido construir su propia estructura; amarrar acuerdos; negociar como un político equilibrado; declarar que está a favor de la UNAM y de los Investigadores, de las mujeres que son vendidas sin escrúpulos; de citar que los políticos deben echar sus barbas a remojar después del caso Nieto Castillo, a quien invitó a colaborar como asesor en el Senado. Todo esto a sabiendas que puede ocasionar un fuerte malestar en Palacio Nacional.
Es ahora o nunca.
Lo sabe Ricardo Monreal, quien ya recibió el primer aviso con la investigación a su hermano David, Gobernador de Zacatecas y a parte de su gabinete.
Claudia Sheinbaum, pareciera que es la única que tiene permiso de hacer campaña sin cortapisas por todo el país. Nadie más tiene su nombre en un millón 200 mil tarjetas para repartir a ciudadanos pobres, al estilo Peña Nieto. A la Jefa de Gobierno no le afectó la desgracia en la línea 12 del metro donde murieron 26 personas y 70 resultaron heridas; tampoco el despido a su Secretaria de Turismo, Paola Félix Díaz, a la que dio permiso de ir a la boda de Santiago Nieto en Guatemala y luego desconoció su decisión. Y, faltaba más, es la que ha recibido la bendición pública de Andrés Manuel López Obrador.
“Es ella, es ella”, así se descifró la señal del Presidente el día que la paseó por calles de México.
¡Qué nadie más se asome o le cortan la cabeza!
Cualquier parecido con Nicaragua, es un mal sueño.
Sin embargo, nada está escrito; falta mucho por ver.