REFLEXIONES
Huérfanos de talento político e ideológico, los líderes del PAN, PRI y PRD, irán a la elección de 2021 buscando exclusivamente arrebatar posiciones, desprestigiar a su acérrimo rival MORENA y engañar a la ciudadanía con propuestas falsas.
Además, según ellos, renuncian a todo. Lo único que los mueve es tumbar al gobierno en turno. Es lo que se percibe después de escucharlos.
Es decir, no hay proyecto de Estado ni de nación.
Pareciera que obedecen a un capricho exacerbado alentado tras bambalinas.
Yo preguntaría a Genoveva Huerta, Néstor Camarillo y Carlos Martínez Amador: ¿Cuál es el chiste de coaligarse si ellos mismos niegan cualquier tipo de interés?
Demagogia endeble que no convence ni a un retrasado mental.
¿Con qué calidad moral podrán convencer a los poblanos de votar por sus candidatos?
Todavía está fresco el desprestigio del PAN, PRI y PRD en la mente de la gente. Y si antes fueron aliados en lo oscurito, ahora demostrarán oficialmente que siempre estuvieron de acuerdo en alternarse el poder y que no permitirán que nadie más trastoque sus intereses.
¿Qué tipo de proyecto expondrán ante la incredulidad de la gente en sus Partidos?
Ellos solos hacen ver que no existe una causa justa o sensata o que justifique su unificación.
Miren en lo que coincidieron: “DEJAR ATRÁS INTERESES PERSONALES, POLÍTICOS E IDEOLÓGICOS, POR EL BIEN DE MÉXICO Y PUEBLA, PUES SE ESTÁN DESTRUYENDO LAS INSTITUCIONES”. Así lo dijeron.
Creo que no fueron bien aleccionados antes de salir a escena.
Si dejan atrás todo, entonces, ¿qué lo une?
¿Destruir?
¿Dividir?
¿Bloquear?
¿Intrigar?
¿Arrebatar?
¿Son esas sus coincidencias?
¡Qué pena!
Lastimosamente es su propuesta para convencer al electorado, olvidando que los tres Partidos vienen de haber servido al morenovallismo, la corriente que tanto dañó a Puebla.
Si no hay intereses políticos, ideológicos ni personales, ¿cuál es su causa?
Genoveva Huerta y Carlos Martínez Amador fueron títeres de Rafael Moreno Valle Rosas e iban a servir a Martha Erika Alonso Hidalgo después del fraude electoral de 2018.
Néstor Camarillo, no sé si se entregó a la misma causa en Quecholac, pero no tenía necesidad de aceptar coaligarse con su “eterno enemigo” el PAN y el famélico PRD.
¿Escasearon las opciones al Revolucionario Institucional?
Por si fuera poco, es la tercera fuerza política en el Estado y el país. Entonces, ¿Qué lo sostiene para exigir el liderazgo en la alianza e imponer condiciones en la selección de candidatos comunes?
La desesperación inunda a los nuevos aliados.
Los augurios, hasta de los más acérrimos enemigos de Andrés Manuel López Obrador, Miguel Barbosa y la llamada Cuarta Transformación, no son nada halagüeños en torno a la alianza.
La triada PAN, PRI, PRD y sus rémoras, refleja un panorama sombrío.
Que hable el oráculo.
Posdata: ¿Acordaron, por lo menos, respetarse y respetar acuerdos o dejaron abierta la puerta de la traición? Reitero: Creo que no fueron bien aleccionados antes de salir a escena.