REFLEXIONES
*La justicia siempre llega. Tarde, pero llega. Lo que pasa es que como es ciega, hay veces que no sabe por donde anda.
No me sorprende que el Gobierno de Miguel Barbosa Huerta le esté entrando de lleno a investigar los abusos de gobiernos anteriores. Se comprometió y todo indica que puede dar resultados satisfactorios a los poblanos que han navegado entre la corrupción, impunidad y un notable cinismo.
No sé hasta dónde puede llegar y si le dará tiempo de reordenar los desperfectos, sancionando de manera ejemplar a los abusivos, pero lo está haciendo, pisando intereses y enfureciendo a los villanos
Hoy, al hablar del “saqueo hormiga” que se hizo a 21 museos de Puebla y a la Biblioteca Palafoxiana; del tramposo manejo administrativo en el Internacional del Barroco, me recordó que desde que gobernaba Rafael Moreno Valle Rosas, pasando por Antonio Gali Fayad, apenas unos cuantos Periodistas, entre ellos el que esto escribe, nos atrevimos a denunciar públicamente las arbitrariedades, aunque nadie nos peló, siendo objeto de amenazas y persecución. El poder nebuloso y las complicidades taparon cualquier comentario que no les gustaba.
Yo fui más allá, al hablar de lo que hizo Mariano Piña Olaya con el templo que está junto al hotel Quinta Real. Fue un escándalo por el número de obras religiosas e históricas que desaparecieron; la Catedral fue objeto de la ambición morenovallista, así como parte del patrimonio poblano que voló a la residencia de los poderosos o en comodato a empresarios, como es el caso de los Lavaderos de Almoloya que en 1989 Piña Olaya vendió a su propia esposa Patricia kurczyn, siendo recuperados por Manuel Bartlett Díaz.
Esos mismos Lavaderos que explota un conocido hotel frente al parque de San Francisco.
Habría que preguntar dónde quedaron las lajas del zócalo, de todo el centro histórico y la piedra original de la Fuente de San Miguel, así como el enrejado auténtico de los jardines que la circundan.
¿Cómo es que se pretendió vender el Museo del Alfeñique?
¿Y la Fuente de Los Fraile, la auténtica, a qué residencia fue a parar?
Las iglesias han sido víctimas calladas de la ambición y de esto pueden hablar los clérigos.
Inmuebles antiguos convertidos en hoteles, restaurantes o casas de descanso, ahora son propiedad de algunos pillos.
Políticos se atrevieron a mandar a bandas de delincuentes a robar a los templos y les daban unos pesos para alcohol y droga a cambio de las piezas de valor incalculable.
Si el Secretario de Cultura, Sergio Vergara Berdejo, ya está en labores de investigación profunda y honesta, podría sacarse la espina de los pecados que pudo haber cometido callando la voracidad de gobiernos pasados.
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