El pretexto de Ricardo Monreal para venir a Puebla fue la presentación de su libro, montando un escenario falso de llamado a la unidad en MORENA, ante el rechazo a la imposición de la inepta Claudia Rivera Vivanco como candidata a la Presidencia Municipal de la capital.
Las malas lenguas dicen que el verdadero dirigente de MORENA es Monreal, por eso no hizo falta la presencia de Mario Delgado Carrillo, evitando, de paso, que el ex Secretario de Finanzas durante la administración de Marcelo Ebrard como Jefe de Gobierno del Distrito Federal (2006-2012), fuera cuestionado sobre la tragedia en la Línea 12 del Metro, el sobrecosto en la obra y la selección de candidatos por “dedazo”.
Sí, en cambio, estuvieron Eloísa Vivanco, mamá de Claudia; Liza Aceves, Coordinadora de Campaña de la Alcaldesa con licencia; el Senador Alejandro Armenta Mier, quien se dio tiempo de respaldar al impresentable candidato de San Pedro Cholula, Julio Lorenzini; Nancy de la Sierra, esposa de José Juan Espinosa Torres, el Diputado que tiene cuentas pendientes con la Auditoría Superior del Estado; Edgar Garmendia y Carlos Evangelista, los líderes morenistas que se despacharon en grande con las plurinominales, entre otros simpatizantes de la reelección.
En realidad, Ricardo Monreal, llegó con la intención de rescatar a Rivera Vivanco; dejar el mensaje de que todavía no pasa la elección de 2021, pero ya está su equipo trabajando en 2024 y, enfatizar, que quien maneja los hilos de MORENA es él, aparte de la bancada del Partido mayoritario en el Senado de la República.
La Presidencia de la República y la gubernatura de Puebla, son parte de la estrategia futurista.
El mensaje de Monreal al Gobernador Miguel Barbosa, en el sentido de que “vengo en son de paz”, fue para curarse en salud. Nadie le pidió, supongo, ninguna explicación.
Y el llamado a la unidad fue llamarada de petate; una trampa que haría ver a los lastimados por las decisiones autoritarias, como los nuevos vasallos de Claudia Rivera y sus patrones. Gabriel Biestro Medinilla, la figura más notoria en el reclamo a la pestilente imposición de candidaturas, no se prestó al juego perverso.
Si algo faltaba, Monreal, el mandamás en MORENA, dijo que no se podía meter en las decisiones de su Partido en la pretendida expulsión de Barbosa y Biestro, aunque, según él, no hay que llegar a tanto.
Es decir, el patrón que reúne en torno suyo a morenistas que comulgan con su proyecto, no puede incidir en las decisiones. Vaya incongruencia. Por el contrario, la amenaza velada quedó prendida en Puebla.
Yo pegunto: ¿Este tipo de actuaciones son consultadas más arriba, conociendo el ejercicio del poder o es que cada quien hace lo que se le pega la gana?
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jueves, abril 10