REFLEXIONES
Nadie volteaba a ver a Dulce María Silva Hernández, la empresaria y activista política que ha sido leal a MORENA y al Presidente Andrés Manuel López Obrador.
De repente se soltaron los demonios para atacarla por cuestiones intrascendentes que no le afectaban en su intentona de convertirse en candidata del Movimiento de Regeneración Nacional a la gubernatura de Tlaxcala. Es decir, revivir detalles de su boda lujosa con César Yáñez no le aportaba nada a sus enemigos; mucho menos recordar que fue presa política, víctima en 2016 del entonces Gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle Rosas, caso parecido a lo que ocurrió con la actual Senadora por MORENA y aspirante a la gubernatura de Guerrero, Nestora Salgado, a quien le inventaron cargos desde el poder para encarcelarla.
Dulce y Nestora, tienen sus expedientes limpios y caminan fortalecidas en sus aspiraciones legítimas.
¿Qué hacer?
¿Espiarla?
¿Inventarle historias?
El caso es confrontarla con el Presidente Andrés Manuel López Obrador y de paso perjudicar a su esposo César Yáñez, Coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia.
Aquí es donde entran las manos negras.
Es común ver o escuchar noticias, audios y videos falsos. Abundan en descrédito de la imagen de una persona en su vida privada o intentar eliminarla de cualquier competencia política.
El propio Presidente López Obrador ha padecido los estragos de la perversidad.
Esto es parte de la efervescencia electoral; es la guerra sucia que se desata en aras del poder político.
El programa televisivo de la parodia ha dado ideas a los manipuladores de las redes sociales. Es fácil imitar la voz de quien sea, armar audios, editar otros tantos y filtrarlos a periodistas. “Chíngalo como sea, el caso es que no llegue”, es una de tantas frases aniquiladoras dictadas a los mercenarios encargados del trabajo en las cañerías.
¿Quién tiene que ver en los audios que se entregaron a algunos periodistas nacionales y que han sido reproducidos por otros medios?
¿Lorena Cuellar, la ex priista y ex perredista que quiere ser nominada?
¿Anabelle Ávalos Zempoalteca, la priista que se ilusiona con la alianza aberrante compuesta por el PRI, PAN, PRD y dos rémoras?
¿El Gobernador por el PRI Marco Antonio Mena, a quien le urge alguien que le cuide las espaldas y tape los hoyos negros en su administración?
Esto apenas empieza.
Viene lo bueno.