LA ÚLTIMA SESIÓN DE UNA CORTE AL SERVICIO DE LA PLUTOCRACIA

Diario ABC Puebla

El 12 de agosto de 2025 quedará grabado en la memoria de las y los mexicanos. Ese día, la Suprema Corte de Justicia de la Nación celebró su última sesión formal antes de que, el próximo 1 de septiembre, asuman sus cargos las y los nuevos integrantes del Máximo Tribunal del país, elegidos libremente por la ciudadanía mediante el voto directo en las urnas.

Una era ha terminado.

Se cierra así un periodo oscuro en el que la antigua Corte se mantuvo al servicio de quienes detentaban el poder económico en México. La caricatura de oposición que padecemos y sus medios afines a intereses oligárquicos, no cesan en su furibunda campaña contra la nueva etapa que se abre en la Judicatura Federal. Sin embargo, guardaron un vergonzoso silencio cuando el expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León —de triste memoria— perpetró, de facto, un golpe de Estado que resquebrajó el régimen constitucional, reduciendo mediante una amañada reforma a la Ley Suprema de la Unión el número de integrantes de la Corte, con el único fin de imponer a sus incondicionales. Una reforma que, en los hechos, dejó al país sin un Máximo Tribunal durante casi un mes… sin que nadie se rasgara las vestiduras.

Ahora, los reaccionarios hacen tremenda alharaca porque las y los nuevos ministros participarán en una simbólica ceremonia de entrega del bastón de mando —en respeto a las arraigadas tradiciones de nuestros pueblos originarios— antes de tomar posesión formal.

El presunto evasor fiscal Ricardo Salinas Pliego y demás miembros de una élite que, representando apenas al 1% de la población, concentra una riqueza brutal, que indigna, seguramente no duermen tranquilos. La Corte que alguna vez fue su escudo y garante de sus privilegios ha llegado a su fin.

Ha muerto la Corte al servicio de la plutocracia.
De las oligarquías.
De los intereses de unos cuantos en detrimento de las mayorías.

Nace, en cambio, una Suprema Corte de Justicia elegida por el pueblo y para el pueblo; una Corte para proteger a quien menos tiene y menos sabe; y, sobre todo, una Corte que, cuando el derecho y la justicia se enfrenten, sepa hacer prevalecer siempre la justicia.

¡Enhorabuena!