Sin anunciarlo explícitamente, Gordillo dejó entrever su retorno “al lado de los maestros”
Ciudad de México. En su reaparición pública, después de haber sido liberada hace dos semanas, la maestra Elba Esther Gordillo reivindico su inocencia, se dijo víctima de persecución política y acoso con elementos que se cayeron porque estaban “basados en mentiras” y casi festiva proclamó: “Recuperé la libertad y la reforma educativa se ha derrumbado”.
Al ofrecer un mensaje a medios en un lujoso hotel de Polanco, muy cerca de donde vive, Gordillo arremetió duramente contra el desempeño del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación: “La organización ha tenido una larga y compleja historia pero nunca se había enfrentado a la autodestrucción como resultado de la abyección”.
Sin anunciarlo explícitamente, Gordillo dejó entrever su retorno “al lado de los maestros”, si bien dijo que en lo inmediato se dedicará a los suyos, “quienes padecieron cinco años de ausencia sin que ello implique abandonar mis convicciones….”
Sola en el centro del escenario, mostró con ira contenida la copia del expediente judicial que le permitió salir exonerada de los cargos que se le imputaron. Improvisando, Gordillo volvió a los viejos tiempos; dominadora de la oratoria, cuestionó sin mencionar expresamente la actitud del actual gobierno.
No aludió nombres, no mencionó responsables de su aprehensión ni de la reforma. Quizá por sabidos, optó por el desplante de aludirlos,.
“Aquí tienen la imagen que ha predominado desde hace cinco años. Es producto de una persecución política, acoso e injusticia. Es producto de un expediente basado en mentiras y acusaciones falsas para hacerme ver culpable de algo que yo no cometí. Soy inocente y muestro aquí lo que justifica judicialmente el acuerdo”.
No juzgó necesario mencionar a quienes considera sus persecutores. Entre gritos de “Elba, Elba, Elba”, de decenas de profesores convocados a su reaparición, Gordillo se veía segura de su liderazgo intacto a pesar de los años en la carcel.
Desbordado el salón donde se realizó el mensaje, afuera se escuchaban gritos de quienes no alcanzaron a entrar al lugar.
Advirtió a las decenas de medios de comunicación que atestiguaban su retorno que no aceptaría preguntas. Diría solo lo que quería decir. No abrió espacio para la duda de su inocencia, para las especulaciones sobre su futuro papel en el sindicato ni para cuestionamientos sobre los responsables de su aprehensión ni su cercanía con el nuevo gobierno.
Con las tablas que le dan las décadas de control magisterial, Gordillo se dio el gusto de lanzar una frase lapidaria: “recuperé la libertad y la reforma educativa se ha derrumbado”. Así nada más, no hacía falta mencionar que era la reforma emblemática del régimen que la metió a la cárcel.
Subrayó que los largos años de encierro fueron también para “un duro y profundo aprendizaje. Sin duda cambié, sin duda cambiamos, cambió el país”. Sería el comienzo de sus remembranzas en cautiverio: “no sufrí sola, también sufrieron los maestros y las maestras”.
Gordillo aseguró que en estos años no se despegó de los maestros, “no rehuí riesgo alguno pero no acepté condiciones indignas”. A ratos vehemente, a ratos murmurante, la maestra se dijo “un guerrera que está en paz” , a pesar de que fui un chivo expiatorio a quien se le culpó de todo”.