Por: Roderick García Ramírez
Hospitales del sector público no tienen forma de responder al abasto de medicamentos a sus derechohabientes. La angustia de las familias que dependen de ellos ha crecido, agravándose los padecimientos crónicos de pacientes y aumentando el número de defunciones, haciendo más trágico el panorama con la permanencia de la pandemia del Coronavirus que, en Puebla, ha dejado más de 10 mil muertos.
No es secreto que la planeación del INSABI, en coordinación con la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, en la compra de medicamentos e insumos ha fallado, pues no sólo dejó fuera en la adquisición a instituciones como el Seguro Social y empresas privadas que surtían al gobierno, argumentando que esto propiciaba el monopolio y la corrupción.
En Puebla se palpa la realidad descrita en nosocomios del Seguro Social, ISSSTEP, ISSSTE, Hospital del Niño, los Hospitales Generales Sur y Norte; ni hablar de clínicas en municipios. La instrucción a las directrices es que adquieran los medicamentos con sus propios recursos, pues el abastecimiento podría regularizarse hasta junio, mes en que se desarrollarán las elecciones.
El cuadro de medicamentos que se maneja actualmente es paupérrimo, propiciando frustración y desesperanza
Los Gobiernos de los Estados también se han dado a la tarea de comprar claves de medicamentos con dinero del presupuesto, aunque se descuiden otros rubros.
Los hospitales surten a sus pacientes con medicinas equivalentes a las que vende similares.
Acudir a hospitales privados es para ricos y no sirven los llamados gubernamentales de aplicar medidas humanistas en favor del ciudadano.
¿Qué hacen los enfermos de cáncer, artritis reumatoide, lupus, leucemia, VIH, dializados, etc.?
Lo que se les suministra son paliativos que ni siquiera controlan los terribles dolores.
“Esperen; no hay; ya mero llega el lote”, son algunas de las frases que sueltan los Doctores.
Para colmo, la peste que azota al mundo, tiene semiparalizadas las consultas y operaciones porque casi todas las áreas se convirtieron en áreas Covid-19; hay escasez de brazos de médicos y enfermeras calificadas y muchos enfermos no quieren ir a solicitar ser atendidos de emergencia por miedo a ser contagiados.