Hay muchas historias similares, de hecho hay dichos que reflejan esta situación. Pero el PSG nunca esperó que uno de sus canteranos fuera su verdugo en el partido más importante de sus 50 años de historia. ‘Para que la cuña apriete debe ser del mismo palo’, Kingsley Coman, el francés que fue uno de los cambios en la alineación del Bayern Munich, condenó al conjunto parisino tras anotar el gol con el que el conjunto bávaro consiguió su sexto título de la Champions League sobre el PSG (1-0). ¡EL BAYERN MUNICH CAMPEÓN DE LA CHAMPIONS LEAGUE!
Apenas había salido el balón del círculo central cuando la presión del Bayern Munich ya había hecho equivocarse al PSG. Eso fue un aviso de lo que sería el primer tiempo, un conjunto bávaro encima de una escuadra parisina que apostaba a la velocidad y al buen toque de Neymar, Mbappé, Ander Herrera y Ángel di María.
De hecho, esta apuesta de parte del PSG casi le sale cuando, al minuto 18, Neymar tuvo un mano a mano con Neuer. El disparo cruzado del delantero brasileño fue tapado por el gigante alemán quien, además reaccionó rápidamente para tapar el centro que Neymar quería enviar con el rebote.
Pero, era imposible que el Bayern no tuviera acción en el área del PSG. Su goleador, Robert Lewandowsky se presentó con una media vuelta que pegó en el poste de Keylor Navas al 22. Después, un centro por derecha fue rematado por el propio delantero polaco y defendido de gran manera por el portero costarricense. A la par de estas jugadas, el Bayern tuvo la mala noticia de la lesión de Jérome Boateng quien abandonó el partido antes del descanso.
La primera parte terminó con dos jugadas peligrosas por bando. La primera un ‘penal’ en movimiento para Mbappé que el francés definió de tibia manera; por su parte, el Bayern terminó los primeros 45 minutos reclamando un penal sobre Kingsley Coman que el silbante dejó correr.
De hecho, Coman fue uno de los hombres más importantes del partido. Más allá del gol del título, Kingsley fue una pesadilla para la defensa parisina que nunca supo cómo controlarlo y esto se vio en la jugada del gol. Antes de que el reloj marcara la hora de partido, Joshua Kimmich mandó un centro al área. Lewandowsky y Müller estaban perfectamente marcados, no así el exjugador del PSG quien, sin saltar, cambió la dirección del balón con un certero cabezazo que Keylor Navas no pudo detener.
A pesar del gol y de los avisos que dio en el primer tiempo, Coman siguió teniendo una avenida por su banda donde encaraba y centraba a placer. Esto hizo que Thomas Tuchel moviera sus piezas con el fin de tratar de empatar el partido, pero solo tuvo una jugada clara cuando Marquinhos se plantó frente a Neuer y estrelló su disparo en la humanidad del portero alemán al minuto 70′.
Mientras el tiempo se iba consumiendo, la desesperación del PSG iba aumentando y, a la par, las ideas para empatar el partido escasearon. El partido culminó como el Bayern Munich quiso: sin presión y con el balón muy alejado de su portería.
Las genialidades de Mbappé y Neymar brillaron por su ausencia, lo que si se presentó fue el espíritu de equipo, encarnado en un jugador que nadie pensó que fuera la figura del partido. La ‘ley del ex’ y el viejo dicho de la cuña sentenciaron la suerte de un Paris Saint-Germain que aún no consigue su principal objetivo, mientras observa como la grandeza de sus rivales en la Champions League es algo que su dinero aún no puede comprar.