Número de contagios y defunciones se disparó en Puebla.
Hoy, hay más de 1,600 infectados, 335 muertes y contando.
El esfuerzo que hizo parte de la sociedad poblana para guardarse en casa y respetar recomendaciones por emergencia sanitaria, se está yendo al bote de la basura por la irresponsabilidad de regresar a la actividad. Da la impresión que la peste estuviera contenida y existiera la vacuna que la destruye.
Hay que agregar a los incrédulos que abundan de manera desquiciante.
Tenía razón el Gobernador Miguel Barbosa, cuando dijo que permitir la reactivación de la industria automotriz, de la construcción y textil, incrementaría los contagios y las defunciones.
A esto se ha sumado que el sector turismo también volverá a la actividad como si nada estuviera pasando.
¡Chínguese quien se chingue!
Es lo que se ve.
A los que les vale un carajo lo que le suceda a sus familias y a la población más vulnerable, han invadido las calles, no usan cubrebocas ni gel ni alcohol ni un ápice de sensatez.
Una cosa es que Barbosa Huerta respete decisiones del gobierno federal apegadas a la legalidad, a la cordura y a la lealtad institucional, y otra es que mande al matadero a los ciudadanos nada más por darle gusto a presiones e intereses privados.
La obligación de Barbosa es proteger a los poblanos, haciendo uso de sus atribuciones y eso es lo que hará con un DECRETO que impida a las industrias referidas reabrir sus negocios. La ley amparará decisiones del mandatario.
De ninguna forma el Gobernador cargará con el estigma de no haber intentado hacer lo mejor por la Puebla que gobierna.
Las consecuencias políticas y sociales surgirán, pero no por irresponsabilidad u omisión.
Y contrario a la opinión de sus detractores, el “Hoy no Circula” ha tenido éxito. Que hay abuso de agentes viales, de las grúas y en el cobro de cuotas en los corralones, eso es otra cosa que tendrá que atenderse, porque tampoco se puede permitir que se sangre el bolsillo de la gente, cuando la crisis económica ahoga a cual más.
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LA TRAGEDIA QUE vive el ex Presidente Luis Echeverría Álvarez, a sus 98 años de edad, por el suicidio de su hijo Álvaro, pareciera estar relacionada con la “maldición del 68”, así bautizado el 2 de Octubre por las acusaciones de genocidio que tuvo en su haber, por la guerra sucia que existió durante su gestión 1970-76 y por el torrente de perseguidos políticos y desapariciones que destrozaron a familias enteras.
Primero, en 1983, murió ahogado su hijo Rodolfo Echeverría Zuno en la alberca de su casa. Se dijo que había sido un atentado, pero el propio ex Presidente aclararía que le dio un infarto; luego, el 13 de marzo de 2013, falleció Luis Vicente, tras ser operado del corazón; en 1999 la muerte llegó a su esposa María Esther Zuno Arce; y ahora Álvaro, quien dejó una carta póstuma.
Es el único ex Presidente de México en contar con dos órdenes de aprehensión por delitos del pasado, siendo arraigado en su domicilio, “juzgado” y perdonado definitivamente por la autoridad mexicana en 2009.
El que no lo perdona es el pueblo ni su conciencia.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx