No hay confrontación del Gobernador Miguel Barbosa con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, por haber determinado que se termina el ciclo escolar; de implementar el “Hoy no Circula”; de postergar unos días la reactivación de la actividad económica, de acuerdo a las condiciones de Puebla y por haber dicho que él no cargaría con un posible incremento de contagios y muertes por el CIVID-19- si se generalizaba la instrucción del gobierno federal de adelantar en todo el país la “nueva normalidad”.
Lo que está haciendo Barbosa es cumplir con sus obligaciones y posibilidades como Gobernador de velar por los intereses y la vida de la ciudadanía poblana.
Los municipios donde no hay alarma ni contagiados podrán reanudar sus actividades antes con todas las precauciones, pero no en todos. Hay concordancia en lo sustantivo.
No más defunciones ni contaminación de la peste ni el colapso del sistema de salud, es lo que se requiere, con todo lo que se tenga que hacer, a pesar de las consecuencias y de asumir los costos políticos que esto implica.
El hecho de que tenga derecho a decidir lo que mejor le conviene a Puebla, en base a sus atribuciones y sensibilidad en la posibilidad de reactivar actividades, en los momentos en que la pandemia está en su punto más alto, no es indicativo de un distanciamiento o de ausencia de acuerdos, por el contrario, es señal de que el Gobernador conoce bien su entidad y aplica, en base a sus obligaciones y atribuciones que la ley le confiere, servir y proteger a la población.
Es parte de la democracia y la soberanía de los Estados. ¿O no?
Se requiere sensibilidad y voluntad política para que el escenario no se desborde.
Si Barbosa advirtió el peligro de dar luz verde en Puebla a la industria automotriz y textil para que “normalice” su trabajo a partir del lunes 18 de mayo, aseverando que esto provocaría un disparo en los contagios y no cargaría con la responsabilidad, no lo enfrenta ni lo hace partidario de los detractores del Gobierno de la República; por el contrario, muestra su experiencia y conocimiento de lo que representa la emergencia sanitaria.
Lo mismo han hecho otros mandatarios, a sabiendas de que una decisión generalizada en todo el país es contraproducente, porque las regiones son diferentes y no todas tienen los mismos niveles de contaminación y mortandad. Un ejemplo es Oaxaca, donde 220 municipios no tienen un solo caso de COVID-19-. Aquí la reactivación productiva se puede dar. No es igual en Puebla, principalmente en la capital, en el área conurbada y en por lo menos otra veintena de localidades que han sido castigadas.
Los municipios donde no hay alarma ni contagiados podrán reanudar sus actividades con todas las precauciones, pero no en todos.
Miguel Barbosa, no pertenece al frente de Gobernadores que reniegan del Presidente ni tampoco su postura es de contravenir la política federal de forma sistemática. No se confundan las cosas.
Los enemigos del régimen están a la caza de criterios diferentes a los del gobierno federal para integrarlos a su ejército y hacerlos aparecer públicamente como adversarios del Presidente López Obrador. No es así. Manejarlo de esa forma es un engaño; es intentar manipular descaradamente la información y sacar de contexto las declaraciones.
Ha sido el propio gobierno federal el encargado de rectificar, pues después de anunciar la “nueva normalidad” a partir del 18 de mayo, dijo que definitivamente sería hasta el 1 de junio, aunque esto impacte en el hígado a los empresarios.
Si el pueblo es primero, hay que ir con prudencia.
Son muchos los contaminados y a diario crece el número de defunciones.
Así que, Miguel Barbosa, no se lavó las manos como Pilatos, simplemente está actuando con firmeza y de acuerdo a los retos que presenta la vida en Puebla.
Asumirá los costos políticos y sociales de sus decisiones y esto se verá con los resultados. Pero, ojo: La gente tiene que hacer su parte con plena conciencia de los que se está enfrentando. Si el pueblo y la autoridad se dividen por los intereses o ambiciones que sean, se desemboca en la anarquía. No dudo que haya quienes así lo quieren. Ojalá sean los menos.
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EL PROGRAMA “Hoy no Circula” ha dado resultado, a pesar de que no todos están conformes.
Sin embargo, Zacatecas, también ha adoptado el programa, al percatarse de sus beneficios.
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