Los hermanos José y Julián Abed Rouanett, vieron en el manejo de basura el gran negocio, superando sus expectativas en el ramo de la construcción, ramo en el que fueron concesionarios con múltiples problemas que no les acarrearon sanciones, a pesar de entregar obras mal hechas o incompletas y propiciar, por negligencia, la muerte de trabajadores.
La basura es oro aunque apeste.
Trasladar 1,700 toneladas de basura diaria a Chiltepeque, aunque no se cumpla con la separación de orgánicos e inorgánicos, representa riqueza. Con razón Verónica Mastretta no oculta su malestar por haber perdido la concesión y no conseguir, por lo menos, la de limpiar el lago de Valsequillo.
Los Abed transformaron la empresa APYCSA en RESA, como indica el convenio municipal para otorgar la concesión. El procedimiento fue de Licitación Pública número OOSLMP/003/94.
El 11 de enero de 1995, el Organismo celebró CONTRATO CONCESIÓN a favor de la empresa denominada GRUPO APYCSA, S.A. de C.V., cambiando su denominación social a RELLENOS SANITARIOS RESA, S.A. de C.V., para el servicio público de disposición final de los residuos sólidos generados en el Municipio de Puebla.
El 28 de enero de 2008, el Organismo Operador del Servicio de Limpia del Municipio de Puebla celebró convenio que prorroga y modifica el contrato concesión del servicio de recolección y transporte al sitio de disposición final de los residuos generados en Municipio de Puebla, la cual modifica en la cláusula segunda del contrato concesión de fecha 11 de enero de 1995, prorrogando en un término de 15 años, feneciendo el 30 de diciembre de 2022.
Los beneficios en obra pública y rellenos sanitarios fueron desde el gobierno de Mario Marín, siendo ratificados por Rafael Moreno Valle y Antonio Gali Fayad.
No importa las anomalías en qué han incurrido, pareciera que siguen siendo los empresarios consentidos. Han esquivado investigaciones de la CONAGUA cuando era presidida por el priista Germán Sierra; no tuvieron problemas para eludir quejas de comunidades cercanas a Valsequillo, al descargar contaminantes y no evitar escurrimientos de lixiviados en la arteria pluvial que conduce a sus aguas, soslayando, también, las observaciones de Diputados de la legislación anterior a la actual.
En San Martín Texmelucan, no se puede rescindir la concesión porque sale más caro al ayuntamiento. Fue otorgada por 15 años a la empresa RESA durante la administración de Carlos Sánchez, 2011-2014, siendo respaldado por Rafael Moreno Valle. En su momento, el convenio causó polémica, porque la Comuna le concedió a la empresa camiones recolectores, compactadores de basura, barredoras, entre otras facilidades.
En el municipio de Puebla concluye la concesión en 2022 que deja ganancias millonarias al año. Se abre la posibilidad a otras empresas que desean participar con tecnología avanzada, con garantía al cumplimiento de la norma municipal, exigencia del medio ambiente y la necesidad ciudadana.
Hay que recordar que con Mario Marín Torres, los hermanos José y Julián Abed ganaron, mediante licitación pública, la construcción del segundo cuerpo del arco poniente entre Coronango y Momoxpan, con un costo de 135 millones de pesos. La obra defectuosa no se terminó. ¡No pasó nada!
En 2011, después de perder el PRI la gubernatura, Rafael Moreno Valle les otorgó la construcción del distribuidor vial Ignacio Zaragoza, facturando 493 millones de pesos, siendo inaugurado el 5 de mayo de 2012 por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
APYCSA fue la encargada de construir el CIS, con un costo de 3 mil 800 millones de pesos bajo el esquema oscuro de Proyectos para la Prestación de Servicios (PPS), siendo una de las hipotecas para las finanzas públicas, pagando el Estado 161 millones anuales durante 24 años.
No se olvida la remodelación del puente 475, realizado durante la administración municipal de Enrique Doger, ganando los Abed 360 millones de pesos. Cambió de nombre por puente 485 y durante los trabajos sin la seguridad obligada, murieron 6 trabajadores, siendo indemnizadas las familias para seguir la obra como si nada hubiera pasado.
Con Antonio Gali, no podía ser de otra forma, consiguieron la construcción del boulevard Carmelitas por más de 300 millones de pesos.
Sin embargo, la basura rebasó sus proyectos de construcción y los gobernantes han accedido ignorando la turbulencia de su pasado.