Alberto Jiménez Merino
La tesis profesional que hice para ser ingeniero agrónomo en la Universidad Autónoma Chapingo (UACH), no tuvo ninguna aplicación práctica porque cometí el error de preguntar qué temas de tesis había disponibles. Y la moda era estudiar la velocidad de crecimiento de praderas con un método creado por los investigadores ingleses Anslow y Green de 1967.
Pero el problema de la ganadería mexicana era desde entonces, y sigue siendo actualmente, cómo dar de comer al ganado durante todo el año cuando la producción forrajera es estacional debido al ciclo de lluvias. Durante la época seca los ganaderos se truenan los dedos para alimentar a sus animales. Era un problema de opciones productivas y técnicas de conservación forrajera.
Siempre he creído que la tesis profesional no te hace más sabio. Sin embargo, creo que al ser un esfuerzo adicional, prueba la disciplina y reafirma el carácter para el cumplimiento de tareas. En mi caso me dejó el hábito de la investigación y mejoró sustantivamente la forma de expresión oral y escrita.
El Centro Banamex, con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), señala que en México, 2.9 millones de jóvenes concluyeron sus estudios de educación media superior y de ellos solamente un millón siguió al nivel superior.
Según el más reciente modelo de tránsito del sistema educativo escolarizado, elaborado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), en México de cada 100 niños inscritos inicialmente, terminan la primaria 95, la secundaria 78, el bachillerato 53 y la licenciatura 26 (María Cabadas, El Universal 2022)
Diversos expertos señalan que la falta de recursos económicos y el desinterés de autoridades educativas en este fenómeno social, son las principales causas del abandono escolar que no es nuevo, pero que se ha acentuado durante y después de la pandemia COVID19.
De los 26 jóvenes de cada 100 niños inscritos a primaria que sí logran terminar la licenciatura, todavía tienen que lidiar con trámites lentos y costosos para la titulación, así como con la búsqueda de oportunidades laborales para las que, la falta de experiencia es el mayor argumento en contra.
Pero para el segmento de jóvenes que desertan y se van quedando en el camino, no hay opciones, debido a que el sistema educativo solo atiende a los que continúan. Los que se quedan, más de 500 mil en el ciclo escolar 2021-2022, con relación a la matricula nacional de 34 millones de estudiantes, según el Cuarto Informe de Gobierno, son jóvenes que no tienen opciones técnicas ni de oficios.
La ley de artes y oficios se murió.
Para quienes terminan una carrera universitaria se han señalado deficiencias en la falta de práctica, exclusión del sistema educativo nacional respecto a la problemática y necesidades de las familias más pobres, así como contenidos educativos desvinculados de realidades socioeconómicas, ambientales y necesidades regionales.
Un título profesional es la distinción que otorga la institución educativa a las personas que hayan concluido la realización de los estudios profesionales, expedido una vez que se cumple con los requisitos administrativos y académicos correspondientes al nivel de estudios. De acuerdo con cifras oficiales, el porcentaje de titulación en México es del 59 por ciento.
Afortunadamente, hoy existen varias opciones de titulación profesional más allá de las tesis o la tesina conocidas y el examen profesional correspondiente. En una revisión de las opciones existente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), UACH, Instituto Politécnico Nacional (IPN) y Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), se pueden relacionar las siguientes opciones de titulación:
Examen profesional con tesis o tesina, actividad de investigación, seminario de tesis, examen general de conocimientos, promedio de calificación, apoyo a la docencia, trabajo profesional, servicio social, estudios de posgrado, memoria de experiencia profesional, examen CENEVAL, monografía de práctica profesional, artículo en revista arbitrada, entre otras más.
Pero los problemas como la pobreza, la contaminación ambiental, la pérdida de recursos naturales, la obesidad y el sobrepeso, la delincuencia, o el deterioro de la política, tienden a agravarse o normalizarse por la ausencia de educación financiera, alimentaria, nutricional, ambiental, cívica y ética en los contenidos educativos.
Por ello, como universitario, docente y preocupado por el desarrollo social, propongo que para la Titulación Profesional se evalúe la posibilidad de incorporar la opción de Propuesta de Solución a un Problema Comunitario o Regional, que atienda por lo menos una necesidad de la comunidad de origen del futuro profesionista, con posibilidad de aplicación.
En Chapingo, hay más de mil estudiantes poblanos de 800 comunidades; hay casi 2 mil jóvenes oaxaqueños de mil 500 comunidades.
Bien haría al país que la atención de las comunidades desde la educación, iniciara resolviendo problemas locales y formando profesionistas más pertinentes.