La mácula apareció en el nombre casi “sagrado” de María del Socorro Guadalupe Alicia de la Inmaculada Concepción Grajales y Porras. Peca al decir mentiras llamándose tácitamente perseguida por el Rector Alfonso Esparza Ortiz, al ser separada de la Secretaría General de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Fue incapaz de aceptar que hubo razones de sobra que validan su remoción, pues sabe perfectamente que no puede ser juez y parte; es decir, ocupar un cargo de gran relevancia en la institución e impulsar desde ahí la búsqueda abierta de la rectoría, haciendo declaraciones públicas y visitando las redacciones de diferentes medios de comunicación, dejando el mensaje que es apoyada abiertamente por su “amiga” Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pecar es ir contra los preceptos divinos, no lo ignora la Maestra que le sobra nombre.
Si viviera el escritor y diplomático mexicano Artemio del Valle Arizpe, diría: “A Grajales y Porras también tiene de más la “y” entre sus apellidos, pues solamente sirve para darse caché; en realidad estorba al lenguaje y es signo de egocentrismo”.
Lo decía de verdad, aunque desconocía que se acomodaría su apreciación a la ex Secretaria General, como a tantos otros personajes.
El cargo de María del Socorro no sólo tenía que ver con los procesos electorales de la BUAP, sino también con dar seguimiento a los acuerdos surgidos del Consejo Universitario y de la rectoría, teniendo bajo su resguardo los archivos de la memoria universitaria, entre otras atribuciones.
El haber violentado la institucionalidad, pretendiendo, además, sacar ventaja a los aspirantes que han guardado respeto a su trabajo y a la espera de la convocatoria, no podía haber desembocado en otra cosa, con la salvedad de que no tiene prohibido participar en el proceso de renovación rectoral.
Su jefa de prensa, la hermana del redactor Carlos Macías Palma, tragaba gordo, pero aparentó tranquilidad ante los reporteros que escuchaban a su patrona que, por cierto, guarda lazos familiares con Francisco Manuel Vélez Pliego, el académico universitario que carga con todo su arsenal en aras de ganar la supremacía universitaria.
Inmaculada y Francisco, tienen lazos familiares.
Ambos, son apoyados desde el ayuntamiento de Puebla por la fracasada Alcaldesa, aunque es más evidente en Francisco al tener en nómina a su esposa con un alto grado de confianza en el grupo de Claudia Rivera Vivanco, quien ve en la BUAP una tabla de salvación para seguir activa en el arte de la política que ha llevado a la ignominia en Puebla.
Los tiradores a la rectoría de la BUAP son varios entre mujeres y hombres, aunque los vientos atraen aromas de lavanda de una flor lila.
POSDATA: La elección de Rector debe ser tarea de los trabajadores, académicos y estudiantes, como parte de la democracia y autonomía universitaria. ¿O no es así?
El perfil debe ser el mejor, privilegiando la academia, la investigación, el orden, la conciliación e integración de la política de altura, lejos de la politiquería e intereses bastardos.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx
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sábado, abril 12