Por: Miguel Ángel García Muñoz
Alguna vez me diría mi cuate Mario Alberto Mejía: “Unos periodicazos entre nosotros no nos hacen daño; no pasa nada”. Fue parte del diálogo en una de las veces que nos encontramos, nos saludamos e intercambiamos unas cuantas palabras.
Y es que, a través del tiempo, ha sido notoria la confrontación epistolar que hemos tenido trabajando para distintos medios, por eso su aseveración. Me conoce bien y yo a él.
En esta ocasión me referiré a la defensa reciente que hace Mejía de su “hermana de sangre” Erika de la Vega Gutiérrez, señalando que la justicia no actúa igual en los casos de la ex priista-panista que denunció por acoso sexual y amenazas a su camarada Eduardo Alcántara, y el del morenista Saúl Huerta Corona, quien renunció a la candidatura a Diputado federal por el distrito 11, luego de ser acusado de violar a un adolescente de 15 años de edad; utilizar su fuero, aunque es legislador con licencia; hacerse públicos los audios donde le ofrece dinero a la mamá de la víctima y de que han aparecido otros dos jóvenes que habrían sido abusados por el pervertido.
El Periodista advierte que Alcántara es protegido de Genoveva Huerta y del “Tigre” Humberto Aguilar Coronado, pero no dice que su “hermana de sangre” no ha presentado pruebas de su delicada acusación y que todo San Pedro Cholula sabe que Erika estaba haciendo lo indecible por conseguir la candidatura a la Presidencia Municipal, incluyendo la descalificación permanente a Genoveva, difamando a Paola Angón e inventar que Dolores Parra estaba enferma de gravedad y no podía enfrentar un difícil proceso electoral.
Su frustración es que nada le valió. La candidatura nunca le llegó, aliándose finalmente con Blanca Jiménez Castillo, enemiga de su amigo del alma, Raymundo Cuautli, en la pugna por la candidatura de San Andrés Cholula y por la Presidencia del CDE del PAN.
Erika, buscó primero que Acción Nacional le reconociera sus méritos, soslayando que fue priista; luego, que le valorara su morenovallismo y, por último, quiso espantar con el argumento de ser protegida del temible Eukid Castañón Herrera, recluso de Tepexi de Rodríguez.
Como no le dio resultado, quiso convencer a su líder Genoveva y a las aspirantes, Paola Angón y Lolita Parra, de que declinaran a su favor, lo que tampoco surtió efecto, echando mano de un último recurso: La denuncia judicial por acoso sexual y amenazas contra Alcántara y de que éste le pidió 1.5 millones de pesos a cambio de la candidatura.
Debo advertir que Erika de la Vega llama “hermanos de sangre” a quienes ofrece amistad, lealtad y cero traición, no importa que por atrás los acuchille y desconozca cualquier acuerdo de respetar decencia y dignidad, valores que le estorban.
Igualmente, debería explicar ¿por qué aguantó durante más de un año el supuesto acoso de Alcántara? Así lo declara.
Cabe agregar que Mario Alberto y Erika, fueron fieles servidores de Eukid Castañón Herrera y defensores a ultranza del morenovallismo. Lo que extraña es que el Periodista que ahora alquila sus servicios en Contrarréplica, defiende actualmente al gobierno de Miguel Barbosa Huerta, cuando en la elección de 2018 lo hizo añicos, abogando por el triunfo de Martha Erika Alonso Hidalgo y descalificando las denuncias por el presunto y escandaloso fraude electoral.
Hoy, es uno de los que arremete contra el Senador Alejandro Armenta Mier, cuando meses atrás le dio cabida a sus declaraciones en los momentos en que su pleito con Barbosa estaba en el punto más álgido.
Así que, nada que ver el asunto de Erika de la Vega con el de Huerta Coronel.
Por cierto, mi cuate Mario Alberto, tampoco critica la defensa ridícula del Diputado Ignacio Mier Velasco al depravado Saúl Huerta, a pesar de decir que era parte de su vida privada y que actuó en su tiempo libre, justificando, así, su regreso a la Cámara baja, como si el recinto fuera guarida de violadores.
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NO ME EXTRAÑARÍA que Erika de la Vega se sume a la campaña del candidato de MORENA a la Alcaldía de San Pedro Cholula, Julio Lorenzini, toda vez que en la planilla del oriundo de Michoacán aparece su ex esposo Alejandro Oaxaca Carreón y su amigo priista Joaquín Mexicano Michimani.
Si es momento de sacar provecho, cualquier diferencia entre Erika y Oaxaca queda en el olvido. Este es uno de esos, no obstante que la panista odia a MORENA y a la Cuarta Transformación.
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POSDATA: Hay episodios de las vidas privadas que no lo son porque decidieron ser públicos entre escándalos y ambiciones. Sin embargo, hay que intentar respetarlos hasta donde sea posible, no importa que nos conozcamos desde hace varios decenios.
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