REFLEXIONES
Pareciera que el arte de saber engañar; de acomodarse; de traicionar; de utilizar la diatriba y la amenaza para abrirse camino, se le acabó al Diputado con licencia José Juan Espinosa Torres, quien es acusado por la Auditoría Superior del Estado del desvío de 100.6 millones de pesos, involucrándolo en los delitos de peculado, fraude, asociación delictuosa, abuso de autoridad y simulación de operaciones.
Pero, por qué pidió licencia José Juan, si dice que tiene la conciencia tranquila, que nada debe y que su riqueza es más transparente que la ceniza del Popocatépetl.
¿No le satisface la presunción de inocencia?
¿Es un arranque extraño de ética política que lo hace dejar su curul para dedicarse de lleno, como asegura, a defender su dignidad, la honra personal y de su familia?
¿O es que negoció su partida a cambio de archivar las denuncias y su expediente?
¿Existe una orden de aprehensión y es prófugo?
¿O pactó su desaparición mientras termina el gobierno actual?
Algo es cierto: Pedir licencia no basta para quedar impune.
¿Dónde quedó la denuncia por extorsión que levantó en su contra la ex Alcaldesa de San Pedro, Dolores Parra?
Espinosa Torres, tendrá que demostrar que las acusaciones en su contra son falsas.
SEGURAMENTE, ahora, rebotan en su memoria las glorias idas, como aquel segundo informe que rindió como Presidente Municipal de San Pedro Cholula, en febrero de 2016. Entonces todo era fiesta para José Juan Espinosa Torres, militante en ese momento de Movimiento Ciudadano.
Congregó a los dos aspirantes más fuertes a la gubernatura de Puebla, Antonio Gali Fayad, por el PAN y Blanca Alcalá Ruiz, por el PRI, sabiendo que ganaría el primero y trabajaría para él con la promesa de convertirse en Diputado local en 2018 y luego en Alcalde de la capital poblana.
En la Plaza de la Concordia recibió a Dante Delgado Ranauro, su gurú; Juan Carlos Lastiri, Subsecretario de Ordenamiento Territorial; la Senadora Lucero Saldaña, quien ha pasado parte de su vida en el Congreso de la Unión; sin faltar el representante del Gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, el Senador y vocero panista en Puebla, Javier Lozano Alarcón, la famosa “Chiva Loca”.
Todos le aplaudieron.
Cualquier señalamiento en su contra se lo pasaba por el arco del triunfo, pues no era para menos la protección de Moreno Valle y Antonio Gali, sosteniendo, al mismo tiempo, una relación estrecha con Fernando Manzanilla Prieto, Coordinador de la campaña panista y enlace entre el mismo José Juan y el Gobernador, aunque usted no lo crea. Sus canicas estaban a favor del nieto del General, hasta que otros vientos le hicieron jurar que era simpatizante de Andrés Manuel López Obrador desde 2006.
Quienes lo conocen, aseguran: José Juan, buscará vengarse.
Hay mucho por escribir de esta y otras tantas historias con olor a penal.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx