¿Quién puede revocar una sentencia dictada por el más alto Tribunal en México?
Recientemente fue aplaudida la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que impide la ampliación del Gobierno de Jaime Bonilla en Baja California, de 2 a 5 años.
“Esta fue una decisión que garantiza la autonomía del Poder Judicial, la independencia y legitimidad de un Tribunal Constitucional, actuando con argumentos y razones que justifican el fallo”, diría el Magistrado Arturo Zaldívar.
Nadie se opuso, aunque a varios no gustara, empezando por el mismo Bonilla.
Inapelables los dictados, a pesar de que pueden ser cuestionados.
Entonces, si la SCJN exoneró al ex Gobernador Mario Marín Torres sobre el caso Lydia Cacho, señalando en 2007 que no hubo violaciones graves a los derechos de la señora, cómo es que el 11 de abril de 2018, el Primer Tribunal Unitario de Cancún giró cuatro órdenes de aprehensión contra Marín, Kamel Nacif, Hugo Adolfo Karam Beltrán, ex Jefe de la Policía Judicial de Puebla, y Juan Sánchez Moreno, ex Director de Mandamientos Judiciales del Estado, por los supuestos actos de tortura contra Cacho Ribeiro.
En julio de 2018, el Comité de Derechos Humanos de la ONU emitió por primera vez en la historia una resolución en contra del Estado mexicano, en contraposición a lo que antes había determinado la SCJN.
Si la Suprema Corte de Justicia de la Nación es el máximo órgano judicial de México, cómo puede permitir el Gobierno de la República la intromisión de la ONU, dejando en entredicho su autoridad y la de sus instituciones.
¿Y cómo es que se da paso a la refutación de una sentencia de la Corte mexicana y echarla abajo, prácticamente?
¿Se es o no se es?
¿O estamos a conveniencia?
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TENÍA RAZÓN EL Gobernador Miguel Barbosa Huerta: No era tiempo de reanudar actividades por ningún lado, pese a la crisis económica, el desempleo, la pobreza que crece y la hambruna que obliga a salir a buscar el sustento.
Existe constancia de su insistencia de quedarse en casa y cumplir con las indicaciones sanitarias; emitió decretos y, sin embargo, se dio la rebelión de algunos sectores, el desafío de los incrédulos y la necedad de los valentones frente al Coronavirus.
El sistema de salud podría colapsar; el virus avanza irrefrenable y la mortandad enluta hogares.
Hace algunos días criticaron mis comentarios en REFLEXIONES porque hablé de las calamidades que han azotado al mundo, incluyendo las de Egipto de los Faraones, 450 años antes de Jesucristo. Me dijeron que quién me pagaba por asustar a la gente.
Vaya, lo que es la estupidez.
En estos momentos ya se desató la Peste Negra en Mongolia, obligándola a cerrar sus fronteras con Rusia y China; el Ébola se come a África; las plagas de langostas surcan los aires al mismo tiempo que el Avispón Asesino; el Sarampión despertó en México y a esto hay que agregar la delincuencia, la pobreza y el desastre económico, factores mundiales que destrozan a la humanidad.
¿Acaso no se recuerda la peste de 1347-1351 que mató a 200 millones de personas en oriente y occidente?
La UPAEP ha lanzado la advertencia, mediante un estudio, de que si no se adoptan todas las medidas de confinamiento, prudente distancia, cubrebocas, limpieza excesiva en el cuerpo e inmuebles, el 3 de noviembre todo el Estado de Puebla estaría contagiado de COVID-19. Estamos hablando de casi 6 millones de habitantes.
Esto no es meter miedo, es lanzar el llamado de auxilio al buen juicio.
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EN SEMÁFORO ROJO se mantienen 15 entidades del país por la pandemia, entre ellos Puebla.
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El Gobernador Miguel Barbosa ha crecido en los niveles de aceptación entre los ciudadanos, así lo demuestra la última encuesta de Mitofsky de Roy Campos.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx