Director Centro de Innovaciones Agroalimentarias
y Tecnológicas (CIAT) Puebla
Conocí a Honorio Cortés López en 1991 cuando era Titular de Fomento Agropecuario del Estado de Puebla. Llegué a hablar con él sobre el Proyecto de Praderas que recién había emprendido en la Mixteca Poblana para apoyar la ganadería regional.
Fui recibido de inmediato, algo poco usual en una buena parte de funcionarios públicos que, aunque estén desocupados, siempre buscan darse su importancia para mostrar el poder que ostentan, aunque no sepan para qué.
La transformación de las personas en los cargos es algo común, más cuando se carece de experiencia y conocimientos que combinados con soberbia dan lugar a un individuo inaguantable. Sentirse importante es una tentación inherente a todos los seres humanos y cometer errores es un acto inconsciente en la mayoría de los casos.
Con Honorio Cortés no sólo fui recibido, también fui escuchado y atendido. Y sólo unos días después, hizo una visita al proyecto mencionado que se había iniciado en Tehuitzingo. Fue el primer funcionario en creer en una propuesta de un desconocido. Surgió desde entonces una gran amistad que aún se mantiene.
Siempre preocupado por ayudar a los más necesitados, Honorio tiene un historial de apoyos en varias partes del estado y gente que le reconoce haber recibido su atención para resolver diversos problemas, a su paso por distintas responsabilidades. No es muy común que las personas hablen bien de los funcionarios, casi nadie se salva de juicios severos que los ciudadanos hacen y casi siempre atinados.
Siempre he dejado a juicio de la sociedad la evaluación de lo actuado. Uno puede presumir, pero la sociedad evalúa y la historia juzga implacable. Por eso hay que ser leal, honesto, auténtico y congruente.
Este fin de semana tuve oportunidad de saludar a Honorio Cortés con motivo de la presentación de su libro “Café, riqueza y miseria”, en donde se dieron cita una gran cantidad de amigos del autor.
El libro fue comentado de manera brillante por Irma Sánchez y Xavier Gutiérrez Téllez que magistralmente lo describieron. Es una radiografía del sector cafetalero del que forman parte más de 40 mil poblanos que tienen una superficie total de 70, mil hectáreas. Es el segundo cultivo de importancia en Puebla después del maíz.
“Café, riqueza y miseria” describe la situación y el gran esfuerzo que realizan las familias cafetaleras de la sierra Norte, Nororiente y Negra de Puebla, misma que abarca cerca del 30 por ciento del territorio estatal. La región cafetalera se caracteriza por ser de topografía accidentada en un 60 por ciento, precipitación pluvial media y que ha sido afectada por cinco heladas en los últimos 60 años.
En sus mejores momentos la cafeticultura poblana ha aportado más de 750 mil quintales (un quintal equivale a un bulto de 46 kilos), y más de la mitad se ha destinado a la exportación como café verde, grano despulpado y seco listo para tostar y moler.
La situación actual de la cafeticultura se describe por plantaciones viejas de baja densidad y reducida productividad. Una buena parte de los cafetales tienen más de 20 años, sólo cuentan con 2 mil 500 plantas por hectárea cuando ya hay tecnología para plantar 5 mil. Y, no podemos dejar de lado que 29 mil productores, es decir, el 60 por cuento del padrón poblano, tienen menos de media hectárea, una gran limitante para la productividad.
Los rendimientos actuales del café promedian 20 quintales, cada planta genera 2.5 kilogramos. Con la adopción de innovaciones tales como variedades mejoradas, mayores densidades de plantación, abonado orgánico, control de plagas y enfermedades, manejo de la humedad y podas de rehabilitación, se han logrado 140 quintales por hectárea en municipios como Jonotla.
Riqueza, porque el café es una bebida altamente conocida y consumida en el mundo. Europa es el mayor consumidor mundial con más de 10 kilos por persona al año, contrariamente a los 1.7 que se tiene en México.
Riqueza, porque quienes acaparan y comercializan, quienes aplican las mejores técnicas y producen con una mayor integración para formar volúmenes de calidad, tienen siempre mejores ventajas competitivas para acceder a mercados. El problema de la comercialización, es un problema de volúmenes.
Miseria, porque con superficies muy reducidas, sin un sentido de integración ni acceso a servicios de capacitación y asesoría, sin apoyos integrales para desarrollar la cadena productiva, sin compras colectivas de insumos, sin acceso a financiamientos y sin comercialización en conjunto que asegure volúmenes mínimos, la cafeticultura y toda la agricultura seguirán siendo problemas sin solución.
Gracias Honorio Cortes!! Por tu amistad, tu legado de servicio y sabiduría en favor de tus semejantes.
Gracias por “Café, riqueza y miseria”, un gran aporte al desarrollo de la actividad cafetalera de México.