Director Centro de Innovaciones Agroalimentarias
y Tecnológicas (CIAT) Puebla
La propuesta de presupuesto 2020 enviada por el Ejecutivo Federal a la Cámara de Diputados, propone una disminución de 65.4 mil millones de pesos (MMDP) aplicados en 2019, a solo 46.2 MMDP para el próximo año, siendo en términos reales la más pobre de los últimos 30 años.
Esta propuesta trae en cero las partidas destinadas a la Financiera Nacional de Desarrollo (FND), los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) y el Fondo de Capitalización e Inversión Rural (FOCIR), soportes del financiamiento al sector agroalimentario.
Situaciones similares en reducciones se presentan en la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) así como en sus sectorizadas, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR).
Ya en este año 2019 se había dado un desmantelamiento institucional que ha dejado en parálisis operativa a las dependencias y, una reducción notable en la atención a la población, con los despidos de personal que cubría esas funciones.
La formación de recursos humanos es una tarea que lleva muchos años para lograrse, es el factor más crítico en la eficiencia y eficacia del gobierno en sus tres órdenes. La alta rotación de funcionarios y la falta de seguimiento, evaluación y transparencia en la aplicación de recursos, terminan por complicar la falta de resultados que la sociedad espera.
Tenemos grandes problemas como la pobreza que lastima a dos tercios de la población nacional, deterioro preocupante de los recursos naturales, escasez de agua y contaminación de ríos, descapitalización de las familias y graves niveles de inseguridad, en mucho, debido a la falta de políticas de fomento y apoyo a los sectores productivos.
Está comprobado que la pobreza no se combate con apoyos individuales o dádivas. La pobreza se combate apoyando la creación de empresas y generando riqueza. Se requiere de la implementación de políticas y acciones de impacto público que beneficien a la colectividad en sus principales necesidades.
Ciertamente, gobernar no tiene ciencia. Por ello quizá se ha venido golpeando a instancias como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) con importantes reducciones que han impactado a la comunidad científica. Como investigador pude hacer algunos aportes al desarrollo de la producción de semillas gracias al CONACYT en mi paso como docente en la Universidad Autónoma Chapingo.
Gobernar requiere de conocer realmente los problemas, escuchar a quienes los padecen, escuchar a quienes saben cómo resolverlos, despojarse de odios y dejar de lado la pertenencia partidaria, porque un gobernante lo es para todos. Gobernar implica también dejar los prejuicios y no hacer caso de chismes ni intrigas que tanto escasean en estas responsabilidades.
El sector agroalimentario es el que más ha crecido en los últimos años. De éste dependen directamente 23 de cada 100 mexicanos, produce 263 millones de toneladas de alimentos y materias primas con valor de 468 mil millones de pesos y exporta anualmente productos por más de 32.5 millones de dólares a más de 75 países. El campo es la fuente de agua para los centros de población.
Las exportaciones agroalimentarias han superado ya a los ingresos por ventas de hidrocarburos así como a las remesas que con grandes sacrificios ganan y envían nuestros paisanos que viven en Estados Unidos.
El desarrollo agroalimentario necesita importantes apoyos para la capacitación de una población rural con reducida escolaridad. Apoyos para la creación de centros de capacitación y demostración que promuevan la innovación. Fortalecimiento de apoyos para la formación de líderes y especialistas, certificadores de procesos y apoyos logísticos para la producción y comercialización.
Necesita políticas para revertir el grave deterioro ecológico y el cambio climático que está impactando fuertemente a través de fenómenos como la sequía, los huracanes, las heladas, las granizadas, las lluvias torrenciales y el calentamiento del ambiente.
Se requiere apoyar el desarrollo de infraestructura productiva, de acopio, empaque y transformación de productos para acceder a mercados.; fortalecer lo avanzado en sanidad e inocuidad; mecanización agropecuaria, tecnificación agrícola, ganadera y acuícola; apoyos para mejorar la genética de cultivos, ganado y peces; desarrollo tecnológico, protección de cosechas contra fenómenos naturales, financiamiento y apoyos a la comercialización.
Al revisar la propuesta del Presupuesto Nacional 2020, todo indica que los problemas aquí descritos habrán de esperar mejores tiempos. Porque no hay recursos, porque no se conocen las necesidades nacionales, porque se tienen otras prioridades mayores o por las tres razones. ¡Apoyar al campo mexicano no es una prioridad de la 4t!