Alberto Jiménez Merino
Director Centro de Innovaciones Agroalimentarias
y Tecnológicas (CIAT) Puebla
…Pero, en el 2018 las cosas cambiaron. Llegó una administración federal dispuesta a hacer una gran transformación del país, a combatir la corrupción que nos tenía ya muy cerca de Sodoma y Gomorra. Con un gran conocimiento de las necesidades sociales, económicas y ambientales y con especial interés por la ciencia y la tecnología. Se avocaron a reorientar el gasto público, a atender las verdaderas necesidades del pueblo y se olvidaron por completo de pensar en las siguientes elecciones. Ahora si se vio un cambio verdadero que convenció hasta a priistas.
Dedicados en cuerpo y alma a atender las necesidades de nuestro país, esta administración oscura, solo por el nombre de su partido, sabía bien de las bondades del Bambú y decidieron abandonar su Programa “Sembrando Vida” del que muchos mexicanos aún no sabíamos en qué consistía y decidieron fomentar el cultivo del Bambú.
El bambú es la planta de mayor crecimiento en el mundo y la opción más rápida para crear bosques productivos. En sólo 2 años después de plantado se empieza a aprovechar para hacer objetos utilitarios y artesanías. De 5 a 8 años alcanza la maduración como madera de alta calidad. Es un recurso renovable con vida productiva hasta de 50 años. Los bosques tropicales tardan al menos 12 años en madurar y los de clima templado-frío, más de 20 y hasta 50.
Permite retener eficientemente el suelo y el agua. Manejar las cuencas, recargar acuíferos, controlar inundaciones, así como proteger comunidades contra desbordamientos de ríos.
Su resistencia y estructura permite incorporarse a la construcción de viviendas, bodegas, corrales, naves industriales, puentes, edificios. Se puede hacer pisos laminados, artesanías, muebles, papel, alimentos, textiles, bebidas, carbón combustible y carbón activado. Se le conocen más de 2 mil 500 usos.
En nuestro país hacían falta 3 millones de casas nuevas y cerca de 4 millones necesitaban algún grado de reparación. Solo en Puebla 500 mil familias vivían en un solo cuarto en el año 2019. Al terminar 2045, este ya no será problema gracias a la industria del bambú.
El bambú capta hasta 30 toneladas de dióxido de carbono (CO2) por hectárea al año; cuatro veces más que las plantas más eficientes, razón por la cual es una de las mejores armas para la mitigación del Cambio Climático
Por estas características, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD/ONU) lo denominó en 2007 la PLANTA DEL MILENIO.
El bambú es un material ligero que por su resistencia, es llamado el acero vegetal.
Hoy México, el nuevo líder del bambú, resolvió su necesidad de 14 millones de toneladas anuales de celulosa que importaba y ahora abastece de derivados de bambú a Estados Unidos, Canadá, Europa, Rusia y Medio Oriente.
Lo que hizo el Gobierno Mexicano en el 2020 para obtener este liderazgo que nos enorgullece fue: Integrar un inventario nacional sobre la situación actual y el potencial productivo del bambú; realizar un estudio de mercado nacional y el potencial de exportación; integrar un plan rector de la cadena productiva del bambú de acuerdo a los potenciales regionales o estatales.
Establecer un centro de capacitación, innovación y desarrollo tecnológico para impulsar productos de primer rroceso y acompañamiento profesional para acceder a mercados; impulsar la creación de una política pública para la recuperación de recursos naturales, rentabilidad de bosques y mitigación del cambio climático.
Identificar el capital humano disponible; formar recursos humanos con la participación de las universidades con carreras forestales, económicas y ambientales.
El gobierno dio prioridad a la Formación de Líderes de Proyecto; jóvenes que salieron a hacer estancias profesionales en los países más avanzados, en las principales áreas; plantación y manejo del cultivo; cosecha y preservación de varas, productos de primer proceso. Estructuras y construcción; vivienda; pisos laminados; industria textil, industria papelera, industria cosmética, alimentos y bebidas; carbón y combustibles.
Se destinaron apoyos gubernamentales y privados para el registro legal de plantaciones de Bambú, establecimiento de bosques, industrialización, promoción comercial, adopción de productos en programas sociales y desarrollo de nuevos productos.
Se dio pronta atención a la incorporación de México al acuerdo de creación de la Red Internacional del Bambú y el Ratán para acceder al apoyo tecnológico existente en el mundo.
En el 2024, una administración federal priista retomó el poder político y lejos de destruir lo avanzado como habíamos estado acostumbrados, le dio continuidad a lo que se había realizado bien porque solo así un país puede lograr el progreso para las actuales generaciones pero, principalmente, para nuestros jóvenes y niños.
Esta es una columna ficción. Pero hay que estar preparados, puede hacerse realidad.