Me cuentan que el secretario de Gobernación Julio Huerta, está por darle las gracias al muchacho Jesús Arroyo, a quien habría encargado de manera formal sus relaciones públicas con los periodistas, en asuntos no oficiales.
La razón es simple: Julio se dio cuenta del enorme error que cometió al contratar a un joven inexperto que carece de estrategias, metodología y técnicas en materia de Comunicación para ayudarlo en sus aspiraciones.
Es por ello que valora darle las gracias lo antes posible para evitar que las vacas sagradas del periodismo se quejen de su reciente contratación.
En lo personal, creo que sería una decisión acertada si es que de verdad quiere ser tomado en serio para las elecciones del 2024.
Julio debe tener mucho cuidado de quien le recomienda a este tipo de sujetos, porque solo buscan hacer del periodismo un modelo de negocios sin ser profesionales.
Para pruebas, basta que le pregunten a la gobernadora de Tlaxcala y a ex candidatos que han sido víctimas de extorsión por parte del inexperto joven.
La clave está en la “mano que mece la cuna” de Jesús, ahí es donde el titular de Segob debe poner especial atención. Jesús presume su cercanía con ella y el empleado de Jesús también se acercó a ella solo por dinero…
Si Julio se hubiera puesto en manos de un experto, hoy estaría 5 puntos porcentuales arriba de los que tiene hasta hoy, pero alguien lo engañó y ha perdido valioso tiempo que en política es oro puro.
Un modesto consejo que no le cobro a Julio, es que en política los enemigos de sus amigos NO SON SUS ENEMIGOS, por lo que debe caminar diferente rumbo a sus pretensiones políticas.
En el 2017, el ex gobernador Tony Gali, entonces alcalde de Puebla, le hizo entender a Rafael Moreno Valle, en ese entonces gobernador, que no podía cargar con sus negativos y mucho menos con sus enemigos a quienes había perseguido. Rafael entendió y Tony resultó ser un excelente candidato al grado de ganarle a una de las mejores y más completas políticas de los últimos años: Blanca Alcalá Ruíz.
Por Fabián Gómez/Contraparte