La idea de ser tu propio jefe, manejar tus horarios, laborar donde más te convenga y seleccionar los proyectos que te apasionan, son algunas de las bondades que se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en la posibilidad de ser trabajador independiente o freelancer.
Más de uno desearía disfrutar de esos beneficios y olvidarse de las extensas jornadas en una oficina y de los malos líderes; sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas cuando tú eres el patrón y el empleado, particularmente en materia de finanzas personales y salud.
En México, 13.38 millones de personas son trabajadores independientes, los cuales representan 22% de la población ocupada, según datos, a julio, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). El 58% es hombre y el resto, del género femenino.
Esto implica que, en el último año, poco más de 180,000 personas se sumaron a este grupo poblacional.
Laura es pedagoga y hace poco tuvo a su primera niña. Con el objetivo de estar más tiempo con ella, decidió renunciar a su trabajo y dedicarse a dar clases de regularización a niños de primaria. “Acomodo mis horarios a mis tiempos, es más fácil compaginar esa parte; sin embargo, el dinero es el gran reto para mí”.
De acuerdo con Emmanuelle Brunet, directora general de Kalmy, plataforma digital de seguros, ser freelancer se ha convertido en una opción cada vez más popular entre los profesionales jóvenes, en parte, por el aumento de las plataformas digitales y la creciente demanda de esquemas laborales flexibles, que permiten trabajar hasta en la playa.
“No obstante, la falta de previsión en temas de salud y finanzas se debe, en gran medida, a un salario impredecible y a la escasa conciencia sobre la importancia de la planificación. Esto, a su vez, lleva a que muchos pospongan decisiones cruciales relacionadas con su bienestar a largo plazo”, señala.
Los freelancers suelen enfrentar varios retos que dificultan tener finanzas saludables: la ausencia de proyectos constantes, retraso en pagos y falta de seguridad social y prestaciones laborales, como fondo de ahorro y aguinaldo.
Sin embargo, es posible llegar a ser un trabajador independiente exitoso con organización, constancia y perseverancia.
3 claves para que no sufras como independiente
Indeed, plataforma de capital humano, enumera tres puntos que debes tener en cuenta para no quedarte en el camino.
Trabajar como freelancer implica encontrar tu nicho y mercado, y es posible que necesites tomar cursos u obtener certificaciones para demostrar tus habilidades a posibles clientes.
Aunque los freelancers no forman parte de una compañía, tienen responsabilidades fiscales y contables; por lo tanto, es posible que deban contratar los servicios de un especialista en impuestos para garantizar el oportuno cumplimiento de sus obligaciones legales.
Una parte importante del rol de un freelancer conlleva encontrar y mantener una base de clientes constantes, y esto puede lograrse mediante recomendaciones personales, a través de plataformas digitales diseñadas específicamente para conectar a trabajadores independientes y a clientes potenciales o participando en eventos de networking.
Arma tu presupuesto
Una de las partes más desafiantes de ser tu propio jefe es el tema del dinero. Cuando trabajamos en una empresa, haya o no trabajo, cada quincena llega nuestro salario. Sin embargo, cuando se es independiente, si no hay trabajo, no llega el dinero.
Por eso es importante tener claro los gastos que se deben liquidar mes a mes y hacer un ejercicio de conciencia sobre si es posible tener los recursos bajo este esquema de trabajo.
“La diferencia de los freelancers con una persona contratada por cierta empresa es que sus ingresos van en la proporción directa a la demanda de sus servicios”, dice Alicia Ángeles Cortés, directora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey campus Hidalgo, quien recomienda “no regalar ni tu tiempo ni tu talento, definir tarifas justas y sustentarlas con valor, experiencia y resultados”.
Consejos para tener estabilidad financiera
Organiza un presupuesto. El objetivo es identificar los gastos fijos y variables que realizas, particularmente aquellos que no son necesarios y se pueden eliminar. Como freelancer es importante dividir este apartado en dos: requerimientos personales y profesionales. Recuerda que ser trabajador independiente conlleva obligaciones financieras, como el pago de impuestos, la remuneración de un contador y gastos operativos. En este sentido, Cortés recomienda incorporar en este apartado un salario personal, para llevar un mejor control.
No pongas todos los huevos en una sola canasta. Busca el mayor número de proyectos posibles para generar más ingresos y padecer lo menos posible la época de vacas flacas. Es importante detectar esos meses donde las arcas están más llenas de lo habitual para compensar los de baja liquidez, de tal manera que no se deba recurrir en deudas innecesarias.
Si apenas vas empezando, considera el capital que tienes para registrar los meses que puedes fortalecer el negocio. “Una mala administración lleva a muchos freelancers a aceptar lo que sea con tal de sobrevivir a las épocas de ingresos bajos. Al administrarte correctamente identificarás cuántos clientes o proyectos necesitas tener y cómo debes cotizar tus productos o servicios”, dice Digitt.
Ahorro fiscal. Como freelancer, puedes aprovechar las deducciones fiscales para reducir el impacto de tus impuestos. Esto te permite ahorrar más dinero y reinvertirlo en tu negocio. Algunos de los gastos deducibles más comunes incluyen equipos de trabajo (como computadoras o software), transporte y el alquiler de una oficina, señala Kalmy.
Colchón financiero. Integra un fondo de emergencia para enfrentar cualquier eventualidad. Éste debe contener entre tres y seis meses de tu gasto mensual, según la Condusef, para evitar caer en el tarjetazo o en créditos que secuestrarán tus ingresos futuros.
Seguridad social. También es importante que consideres contratar un seguro de gastos médicos mayores o pagar el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El costo de ambos dependerá de la edad y de algunas enfermedades prexistentes, pero éste puede ir de 8,900 pesos a 40,000 pesos.
¿Y la vejez? Otro punto a considerar es el tema pensionario. Sumar ahorro voluntario a la afore o contratar un plan personal de retiro son algunas opciones. Es importante destacar que el dinero del fondo de emergencia, el pago del seguro y el ahorro para la vejez también se deben considerar en el presupuesto.
Pon tu dinero a trabajar. Si el negocio ha funcionado bien, incluso mejor de lo esperado, llegó el momento de reinvertir en él o en cualquier instrumento que haga crecer tu capital. Algunas opciones son plataformas como Cetesdirecto o fondos de inversión que te permiten ahorrar con cantidades pequeñas de dinero.
Con información de El Economista