La Conferencia del Episcopado Mexicano recibió el informe de que en las capillas de los hospitales públicos ha empezado el retiro de imágenes religiosas, siendo Campeche, Estado que casualmente gobierna Layda Sansores, el que ha puesto el ejemplo de este embate en contra de la religión, la fe, la libertad de culto y las creencias de los mexicanos.
La Gobernadora hizo suyo, de antemano, el proyecto que está en compás de espera del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Luis González Alcántara Carrancá, que busca prohibir la instalación de nacimientos, cualquier tipo de adorno o signo alusivo a la religión en espacios públicos ni pagados con recursos del erario.
Alcántara Carranca, señala que los elementos de escenas bíblicas en la vía pública violan la libertad religiosa, los principios constitucionales del Estado laico y el principio de igualdad y no discriminación.
El mundo al revés.
En México, hasta el momento, nadie impone creencias ni religiones.
Quizá el sectarismo pretende suplantarlos.
Ha llegado el mesías esperado.
Las iglesias, los templos, los centros de retiro, también son lugares públicos, dignos de ser desbaratados por los fariseos de la política.
“Los tiempos del señor son perfectos”, fue la frase que salió de la boca del engañoso y blasfemo Adán Augusto López Hernández en un acto político multitudinario, pretendiendo impactar en la conciencia colectiva.
¿Y qué dice el presidente de la SCJN, Arturo Saldívar?
Es una momia que calla y obedece los designios de su pastor.
La religión es un estorbo en los regímenes antidemocráticos, absolutistas, autócratas.
Es tiempo de la destrucción de todas las instituciones.
Hay que observar que el lunes pasado Costa Rica destacó en el INE de México a un maestro de la cátedra electoral, recibiendo un reconocimiento Lorenzo Córdova Vianello. Días antes, en los comicios presidenciales de Brasil, el mismo consejero fue invitado a presidir la comisión observadora, saliendo vencedor Lula Da Silva, a pesar de que Jair Bolsonaro atacó furibundo a la institución electoral organizadora de los comicios, anticipando un fraude inexistente.
Los elogios internacionales al INE, contrasta con lo que sucede en la nación mexicana, porque el Instituto Nacional Electoral, que ha organizado con éxito 330 procesos desde su constitución en 2014, es destrozado todos los días por la narrativa de Andrés Manuel López Obrador.
El Presidente de México califica de conservadores a los consejeros y a toda la gente que no piensa como él; igualmente a los intelectuales, periodistas, políticos, empresarios, maestros, profesionistas, miembros del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; en el mismo tenor a todos aquellos que participarán en la marcha del domingo 13 de noviembre de 2022, en defensa del INE, calificándolos de rateros, hipócritas, cínicos, traidores a la patria, corruptos, cretinos, lambiscones, racistas, clasistas, aspiracionistas.
Nada más le falta mentarles la madre.
La democracia con la que llegó Andrés Manuel López Obrador a la presidencia y ganado MORENA 22 gubernaturas, docenas de alcaldías, diputaciones y senadurías, se quiere desaparecer para que sea el gobierno el que maneje las elecciones al estilo de aquella Comisión Federal Electoral que manipulaba la Presidencia de la República a través de la Secretaría de Gobernación. Fiel testigo de ello es Manuel Bartlett Díaz, a quien el mismo López Obrador le llamó tramposo por aquella famosa leyenda de la caída del sistema.
Nadie alega que se disminuyan los gastos electorales; el número de consejeros que podría quedar en 7; se rebaje el sueldo de los funcionarios del INE y del TEPJF; que se reduzca de 500 a 300 diputados y de 128 a 96 senadores; que se adopte el voto electrónico y que se reduzcan las prerrogativas a Partidos, que, incluso, llevaría a la desaparición de algunos de ellos, incluyendo a las comparsas oficiales.
Lo que no se acepta es que se eluda una explicación profunda de la pretendida Reforma Electoral que, en esencia, intenta centralizar el órgano electoral que se llamaría INEC; adueñarse del padrón electoral; elaborar arbitrariamente una nueva credencial electoral; beneficiar a MORENA en el Congreso de la Unión, pues todos los legisladores serían plurinominales, cayendo en una sobrerrepresentación sin contrapesos; que 20 consejeros sean propuestos por el Presidente, 20 por la Cámara Baja y 20 por la Corte, ambas instancias que controla López Obrador, constituyéndose en una farsa la participación del pueblo en su elección, al fin que la pobreza y la ignorancia es un negocio controlable.
La mentira tiene tintes criminales antidemocráticos.
Sería un retroceso 35 años.
La democracia, todavía en pañales, se trocaría en el nacimiento de una nueva dictadura.
POSDATA: La marcha que arrancará en el monumento al Ángel de la Independencia de la Ciudad de México, culminando en el zócalo, se realizará el próximo domingo 13, justo en el cumpleaños 69 de Andrés Manuel López Obrador, quien anunció que desde el sábado 12 de noviembre viajará a su rancho en Palenque.
POSDATA 2: Al menos 22 ciudades importantes del país han anunciado una manifestación paralela a la misma hora.
POSDATA 3: José Woldenberg, el primer presidente del IFE, será el orador único, lo que tampoco gusta a López Obrador. Pudo haber sido Luis Carlos Ugalde, otro experto en leyes y organización electoral, al mismo nivel de Lorenzo Córdova Vianello.