Nuevamente, como tantas veces, la BUAP se encuentra en ebullición.
Tiene que ver no solamente con el asunto del equipo de fútbol Lobos BUAP, sino también con las auditorías a la institución y, lo más delicado: La evidente ambición por apoderarse de la rectoría al término de la gestión de Alfonso Esparza Ortiz y si se puede antes, qué mejor, parece advertir la conducta de los enemigos del Rector.
Creo que nadie está en contra de la transparencia en todos los órdenes de gobierno. Obviamente incluye la revisión de cuentas de la universidad y que se aclare el tema futbolístico que ha desembocado en la oscura venta de Lobos por parte del empresario Mario Mendivil Blanco, cuya fama de tramposo trasciende donde sea; lo penoso, para ello, sería dar cabida a la posibilidad de que se ensucie la aplicación de justicia y se tuerza la ley, lo que constituiría una paradoja político social centrada en combatir la corrupción e impunidad.
La Auditoría Superior del Estado, que conduce Francisco Romero Serrano, no debe levantar sospecha alguna de arbitrariedad; por el contrario, debe ser ejemplo de que el órgano autónomo es de respeto y sabe respetar.
Aprovechando el panorama, vuelven al escenario las sombras de los que añoran liderar la máxima casa de estudios, reapareciendo el ex Director de la facultad de Administración, Ricardo Paredes Solorio, con un escrito mal hecho, publicado en un periódico que fue apologista de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso, dirigido por Arturo Rueda, el autoproclamado administrador de reputaciones y que tiene en su haber denuncias por chantaje.
Evidentemente, Paredes Solorio, se encarga de denostar a Esparza Ortiz, igual que lo hizo en 2017 en la elección universitaria haciendo dupla con Eudoxio Morales Flores, quien ejerce la suplencia de Diputado federal por el PSI, cuya propiedad corresponde al actual Secretario de Gobernación Fernando Manzanilla Prieto.
Lo patético es que, Paredes Solorio, cuyos antecedentes académicos son vergonzosos, aparece en la lista de los 10 que en 2013 buscaron la rectoría de la BUAP: Alfonso Esparza Ortiz, Jorge David Cortés Moreno, Damián Hernández, Fernando Santiesteban, Manuel Sandoval, José Manuel Alonso, Jaime Vázquez, José Ramón Eguibar y Pedro Hugo Hernández Tejeda.
En ese entonces, como ahora, decidió enfrentar a Esparza, luego de haber sido reelecto como Director de Administración, utilizando el cargo al que regresó después del voto que se inclinó por Alfonso. Hubo acuerdos para respetar su posición en la facultad; sin embargo, la prepotencia, soberbia y falta de palabra, le condujeron a pelearse con la mayoría de Maestros que legitimaban los comicios universitarios.
Apenas habían pasado dos semanas del nuevo rectorado que inició en 2013 y Paredes Solorio declaró la guerra, olvidando la disciplina a la que se comprometió.
De todos los que buscaron el cargo en ese año, ¿quiénes participan en reavivar la llama de la desestabilización?
Es claro que, en estos momentos, Paredes Solorio actúa por consigna. Y que cuenta con el impulso a hurtadillas de Eudoxio Morales, quien lo mismo hizo pactos con José Juan Espinosa, Alejandro Armenta y terminó, extrañamente, siendo suplente de Manzanilla, no sin antes hacer labor subterránea a favor del farsante Enrique Cárdenas Sánchez en la elección constitucional que ganó Miguel Barbosa Huerta.
Algo es seguro: Es necesario el diálogo político; conocer a profundidad los fundamentos del Rector Alfonso Esparza Ortiz; aclarar los negocios de Mario Mendivil Blanco; así como la realización de las auditorías de manera correcta, sin sesgos.
La verdad saldrá.
Los implicados en agitar a los universitarios también serán exhibidos. Y aunque usted no lo crea, algunos tienen que ver con la avalancha de desprestigio que enfrenta el ex Gobernador de Puebla y actual Director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz.
“Despacio que llevo prisa”, cita el refrán.