Se fue sonriente.
Parecía que estaba festejando y que nada le dolía.
¿Renunció o lo renunciaron?
Para el caso es lo mismo, aunque hay una diferencia abismal entre irse con la dignidad y credibilidad intactas, a ser despedido porque nunca pudo convencer de ser un hombre leal al gobierno de Miguel Barbosa.
Siempre su proyecto fue otro.
A hurtadillas se unió a MORENA por la conveniencia de convertirse en Diputado federal por el Partido Social de Integración, organización que perdió su registro, pero no las curules que le fueron asignadas de rebote, entre ellas la de Fernando Manzanilla Prieto, quien se instalará en San Lázaro para impulsar sus planes políticos que tienen que ver con la Presidencia Municipal de Puebla y la gubernatura.
Mientras, Miguel Barbosa le da fuerza a su administración con la designación de David Méndez Márquez en un puesto clave, como es Gobernación.
La salida de Manzanilla no es por la conspiración que supuestamente armó con Eukid Castañón contra el barbosismo, lo que estaría en duda por las diferencias políticas y personales existentes entre ambos que surgieron cuando servían a Rafael Moreno Valle Rosas, sino por haber impulsado abiertamente la candidatura de Enrique Cárdenas Sánchez y sostener acuerdos, desde Casa Aguayo, con los enemigos del Gobernador y la llamada cuarta transformación.
Su apoyo a Cárdenas Sánchez fue desde la primera vez que MORENA eligió a su abanderado para competir contra Martha Erika Alonso.
Y fue más allá durante la elección constitucional reciente, luego del fallecimiento de los esposos Moreno Valle. Los enterados refieren que armó su escenario para que el PAN terminara aceptando al farsante líder de “SUMAMOS”, originario de Torreón. Los morenovallistas vieron la oportunidad de retener el poder y en plena desbandada optaron por reagruparse. Fue una de las razones de peso que se reflejó en las urnas con más de medio millón de votos, cifra inimaginable, hasta esos momentos, para Cárdenas, luego de que no pudo juntar ni 30 mil firmas que le permitieran convertirse en candidato independiente.
Desde su arribo a Gobernación se hizo acompañar de dos priistas que marcharon en las filas del morenovallismo, Francisco Ramos Montaño y José Luis Márquez, quienes vieron la oportunidad de convertir la desgracia priista-marinista en un éxito personal al ser nombrados Subsecretarios.
Acostumbrado al pragmatismo, desechó reunirse con los que han apoyado a Miguel Barbosa, dirigiendo su estrategia a convencer a sus detractores que le pueden servir en el futuro cercano.
¿Alguien puede explicar su comunicación constante con José Juan Espinosa y Héctor Alonso Granados?
¿O sus llamadas al Senado?
El anuncio que hizo ayer de que había renunciado a la Secretaría de Gobernación, agradeciendo la oportunidad que le brindó Miguel Barbosa, fue acompañado de un video en el que dice enfáticamente: “Amigas y amigos, quiero informales una decisión que tomé hace tiempo y que decidí materializarla hasta que concluyera el año 2019 e iniciara 2020”.
¿Por qué no lo hizo si ya lo había planeado?
Su mensaje final fue de advertir que construirá su propio proyecto con agrupaciones, Partidos, la sociedad y, por supuesto, políticos que esperan la revancha.
¿Por qué esperó exponiéndose a ser golpeado mediáticamente?
Manzanilla, afirma que ha sido difamado, considerando que las cachetadas y mentadas de madre que intercambió con Eukid Castañón por el espionaje que éste ejecutaba contra todos, incluyendo a Martha Erika Alonso, son causa suficiente para desechar su complicidad en una conspiración. Sin embargo, no hay que descartar que los enemigos son capaces de convertirse en amigos en aras de satisfacer su ambición. Es parte del pragmatismo que les heredó su maestro Rafael Moreno Valle Rosas.