CIUDAD DE MÉXICO.- Pude observar el rostro de un Presidente tranquilo, relajado, satisfecho de su perseverancia de convertirse en el líder político y moral de la mayoría de mexicanos.
No hubo aspavientos ni vítores de nombres ajenos a los héroes de independencia de 1810, aunque existen criterios que consideran a Benito Juárez como el padre de la patria. La aclamación de Andrés Manuel López Obrador se modificó únicamente en la preservación de principios y valores de los mexicanos, como libertad, paz, fraternidad, democracia, identidad, soberanía y respeto a los pueblos indígenas.
Es el tiempo de Andrés Manuel.
Su popularidad de mantiene.
Se vio un zócalo atiborrado de gente.
Faltó espacio.
No hubo lugar para chiflidos ni mentadas como en años anteriores, que ya denotaban el hartazgo y la pérdida de confianza en la autoridad presidencial.
En el balcón de Palacio Nacional, únicamente las figuras del Presidente y su esposa Beatriz Gutiérrez presenciando los fuegos artificiales; escuchando miles de voces gritando ¡Sí SE PUDO…SÍ SE PUDO!… Evidentemente tuvo invitados especiales que llegaron mucho antes para expresarle sus parabienes y éxito al tabasqueño en esta fecha especial que remarca la historia, entre ellos Manuel Bartlett, Director de la CFE; Claudia Shieunbaum, Jefe de Gobierno; el empresario Carlos Bremen; Zoé Robledo, Director del IMSS; Alejandro Frausto, Secretaria de Cultura; Rocío Nahle, Secretaria de Energía; Mónica Fernández, Directora de la Mesa Directiva del Senado.
Hecho significativo la presencia de Franco Coppola, representante del Vaticano en México y Christopher Landau, Embajador de Estados Unidos en nuestro país.
Las palabras de López Obrador, forman parte ya del anecdotario de que cada Presidente modifica el texto de la ceremonia antes de repicar la Campana de Dolores que alguna vez fue trasladada a Guanajuato por Miguel de la Madrid; quedó atrás aquella frase incluidas en 1936 por Lázaro Cárdenas: “Viva la Revolución Social”; así también las palabras de Luis Echeverría, en 1972, siendo el primero en mencionar a Benito Juárez García como uno de los grandes héroes mexicanos.
Y debe quedar remarcado que nunca fue Porfirio Díaz quien instauró el 15 de septiembre como fecha de conmemoración de la Independencia de México, por el simple hecho de ser su cumpleaños, sino que fue una iniciativa surgida en 1820, ante la imposibilidad de convocar a los mexicanos a la ceremonia a las 4 de la mañana del día 16, hora en que Miguel Hidalgo lanzó el Grito de Independencia, que marca un antes y un después.
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