BAJA CALIFORNIA Y PUEBLA, DRAMA POLÍTICO.
Las elecciones del 2 de junio ya se huelen.
Nunca como ahora, el PRI y el PAN viven un verdadero drama político propiciado por la corrupción e impunidad a que fueron llevados por sus gobernantes, pagándolo con el repudio ciudadano en las urnas.
El Revolucionario Institucional, a estas alturas, está destinado a perder su registro como Partido en Baja California y Puebla anda cerca de la misma tragedia. En ambos casos, MORENA está arriba en las preferencias hasta por 25 puntos, de acuerdo a las más importantes y serias casas encuestadoras locales y nacionales, con Jaime Bonilla Valdez y Miguel Barbosa Huerta como sus candidatos, respectivamente.
A 7 días de que se cierren las campañas y a 10 de los comicios, no hay forma de revertir las tendencias abrumadoras.
El Estado norteño que tuvo entre sus Gobernadores a Abelardo L. Rodríguez (1923-1930), vistiendo la gloria del PNR (antecedente del PRM y PRI) en el último año de su administración, dejando como herencia el primer casino de élite del país que denominó “Agua Caliente”; así como al General Rodolfo Sánchez Taboada (1937-1944), abuelo del Doctor Germán Sierra Sánchez, se ha convertido, al paso de los años, en el origen de la sepultura priista.
Después que 8 Gobernadores priistas dominaron el territorio de Baja California desde 1953, cuando un año antes había sido declarado oficialmente Estado Libre y Soberano, siendo el último de manera interina Oscar Baylón Chacón, el PAN se levantó con el triunfo, teniendo en Ernesto Ruffo Appel (1989-1995) al primer mandatario de oposición.
Era el primer aviso del destino negro priista que ya se asomaba.
En 1994, parecía que el PRI podría recuperar esa fuerza hegemónica, que lo había hecho casi invencible, en la figura de Luis Donaldo Colosio, cuya candidatura presagió nubarrones al declararse en rebeldía Manuel Camacho Solís y apareciendo en escena con el año nuevo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y su Comandante Marcos.
En marzo, nuevamente Baja California, esta vez en Tijuana en la colonia Lomas Taurinas, dos balazos salidos del arma de Mario Aburto Martínez, acabaron con la vida del sonorense, siendo relevado por Ernesto Zedillo, ganando la elección y entregando en 2000el poder nacional al panista Vicente Fox Quesada, siendo el priista el primero en reconocer el triunfo opositor.
Nunca más volvió a ser el mismo PRI, no obstante que recuperó la Presidencia de la República 12 años después con Enrique Peña Nieto, perdiendo la elección de 2018 con el candidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador y cayendo al tercer lugar político en el entorno nacional.
Las gubernaturas priistas se han ido volando, acompañado del PAN, ante la ola morenista que crece conforme transcurre el tiempo. Las acusaciones de alta corrupción en contra de sus ex Gobernadores son tema recurrente.
Baja California cambiará al color marrón, luego de 30 años de panismo y de que Kiko Vega Delamadrid (2013-2019), ejerciera una administración turbulenta.
En Puebla, el abuso del poder tricolor se derrumbó en 2010. Las traiciones abundaron y abundan por todos lados. Rafael Moreno Valle Rosas, prohijó el continuismo de su poder hasta 2018 con su cómplice Antonio Gali Fayad, quien a su vez heredó a Martha Erika Alonso de Moreno Valle, sin imaginar que la desgracia llegaría por aire en un helicóptero “Agusta”, transformando totalmente la vida política del Estado.
Hoy, Miguel Barbosa, demostrando una voluntad férrea y convicciones difíciles de superar, está en el umbral de la gubernatura, haciendo una campaña intensa y mostrando una gran sensibilidad que ha penetrado la mente de los poblanos.
El PRI y el PAN ya rumian su desgracia por anticipado, aunque están dispuestos a vender su alma al diablo con tal de cambiar su destino político.