Malas noticias para aquellos que aún creen en el modelo tradicional de la familia, integrada por el padre, la madre y los hijos.
Este modelo de familia tradicional, si bien continúa siendo el más común, ya no es el mayoritario en México.
Según un análisis de la ONU-Mujeres y El Colegio de México, basado en los últimos tres censos de población de 1990 a 2010, el modelo de la familia cayó 12.3 puntos porcentuales, al pasar de 57.7 a 45.4 por ciento en los hogares mexicanos.
De acuerdo al informe El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2019-2020. Familias en un Mundo Cambiante, indica que en estos tiempos ha aumentado el tipo de familia extensa, es decir, se incluyen otros familiares como los abuelos.
Uno de cada 10 familias se compone de una mujer o hombre con hijos sin pareja conyugal. Este modelo que también se denomina nuclear monoparental, ha ganado sólo un punto porcentual entre 1990 y 2010, al pasar de 9.1 a 10.1 por ciento.
Según el análisis, alrededor de 85 de cada 100 de estas familias están encabezadas por madres y sólo 15 por ciento por padres.
Los investigadores resaltan que hay dos tipos de hogares que se han vuelto más comunes: las parejas sin hijos y los unipersonales, cada uno de ellos representaba alrededor de 10 por ciento en 2010.
En el estudio se expone que la edad media a la primera unión se ha situado alrededor de los 21 años por más de 50 años, incluso ha bajado a partir de 2010. Una de cada cinco mujeres entra en unión conyugal antes de cumplir la mayoría de edad.
Los enlaces tempranos ahora coexisten con aquellos que se efectúan en la tercera década de la vida de otras mujeres, reflejando desigualdades profundas y persistentes entre distintos grupos sociales.
Respecto al matrimonio infantil, advierten que la tasa se ubica por encima de 20 por ciento y es una de las más altas de Latinoamérica y la mayor de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El aumento de la unión libre es uno de los cambios más significativos en la formación conyugal: hoy en día una de cada tres mujeres jóvenes vive así.
En paralelo, la separación y el divorcio han aumentado y aunque la mayoría de las parejas continúan unidas por décadas, una de cada tres se disuelve antes de llegar al décimo aniversario.
La ONU-Mujeres y El Colegio de México señalan que éstas y otras características de la nupcialidad femenina mexicana tienen consecuencias en la igualdad de género, la firme toma de decisiones y el bienestar de las niñas, adolescentes y adultos.
Ello se debe, entre otras cosas, a la relación entre la formación de uniones y el inicio de la maternidad. Al entrar a la unión conyugal, las féminas adoptan el rol de esposa y en la mayoría de los casos el de principal proveedora del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Asimismo, en muchas ocasiones, se acompaña de la transición a la maternidad.
Ante la diversidad de familias mexicanas, ambas instituciones convocan a trabajar en favor de la igualdad y justicia en estos hogares, que las mujeres tengan voz y capacidad de elección, además de tener garantizada su seguridad física y económica.
Recomiendan facilitar servicios públicos accesibles y de calidad para apoyar a las familias, promover la igualdad de género, el acceso de las mujeres a ingresos propios adecuados, así como también proveer tiempo, dinero y servicios para cuidarse dentro y fuera de la familia. Todo ello para mejorar las condiciones de los hogares con enfoque de género.
Quien lo dijera, el México tradicional se va perdiendo poco a poco.
En fin, como escribió Delmira Agustini (Uruguay, 1886-1914), en su poema La Estatua:
Miradla, así, sobre el follaje oscuro
recortar la silueta soberana…
¡No parece el retoño prematuro
de una gran raza que será mañana!
¡Así una raza inconmovible, sana,
tallada a golpes sobre mármol duro,
de las vastas campañas del futuro
desalojará a la familia humana.