Los líderes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), promueven la condonación de los adeudos que tienen habitantes de tres municipios de Puebla en la Sierra Norte, con la Comisión Federal de Electricidad.
Tal como el presidente Andrés Manuel López Obrador perdonó la deuda millonaria a pobladores de Tabasco, que no pagaron luz desde 1995, los dirigentes gremiales gestionan la condonación para consumidores de los poblados de Juan Galindo, Huauchinango y Ahuazotepec, que desde 2009 no han pagado el servicio.
El pasado sábado, Martín Esparza y Miguel Márquez inauguraron una Oficina de Apoyo a Usuarios en el municipio de Huauchinango, donde se atenderán cortes de luz por parte de la CFE.
Al respecto, Martín Esparza dijo que primero se pedirá al usuario interponer una queja por cobro excesivo, dicho recurso, agregó, será como un amparo para evitar consecuencias legales luego de que se haga la reconexión, informó el diario Reforma.
Indicó que la ley establece que ningún servicio público se puede cortar mientras haya una queja interpuesta.
En esos municipios de la Sierra Norte de Puebla residen cientos de familias de ex trabajadores de la Compañía Luz y Fuerza del Centro, empresa que desaparecida por el gobierno federal en 2009.
Para 2015, Edmundo Ávila Muro, gerente de la División Centro de la CFE, advirtió que el adeudo ascendía a 407 millones de pesos, y que cada mes el monto subía ocho millones de pesos adicionales.
Huauchinango acumulaba entonces una deuda de 302 millones, Juan Galindo debía 72.1 millones y Ahuazotepec otros 33.3 millones de pesos.
El origen de los usuarios con la CFE comenzó en 2009, cuando el entonces Presidente panista Felipe Calderón ordenó la extinción de la empresa paraestatal Luz y Fuerza del Centro (LyFC).
La decisión presidencial dejó sin trabajo a unos mil 500 empleados de la empresa en esa zona, que se dedica a la generación de energía desde hace décadas. En Nueva Necaxa está una enorme presa cuyas aguas sirven para mover los enormes generadores de electricidad, la cual luego baja al Valle de México.
A raíz de la desaparición de LyFC, los vecinos decidieron enfrentarse a la CFE, empresa a la que no reconocen. Como parte de sus protestas, dejaron de pagar los recibos de electricidad, postura que han mantenido hasta hoy.
Tras la desaparición de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) municipios como Huauchinango, Juan Galindo y Ahuazotepec, dejaron de pagar sus recibos de luz a la CFE con el argumento de que no fue ésta la contratada para dar el servicio.
De concretarse el “borrón y cuenta nueva” la Sierra Norte de Puebla, dentro de la pandemia, estaría de fiesta.
ÁRBOL DE LA NOCHE TRISTE ESTÁ EN CANCÚN
Para los apasionados de la historia de México, debe ser interesante tener algún objeto relacionado con hechos destacados. Usted puede pedir un trozo del famoso Árbol de la Noche Triste, donde la leyenda dice que Hernán Cortés lloró su derrota un 30 de junio de 1520, hace 500 años.
Con el permiso de la periodista Leticia Montagner, reproducimos su columna Destino Político, del pasado 1 de julio, publicada en El Sol de Puebla, titulada Partes del Árbol de la Noche Triste Están en Cancún. Este el texto:
El 30 de junio se cumplieron 500 años de la célebre batalla de 1520, cuando el español Hernán Cortés lloró bajo un gran árbol ahuehuete, tras su huida de Tenochtitlan, ante la derrota sufrida por parte del pueblo mexica y que se conoce como el episodio de La Noche Triste.
Una parte de ese árbol se ubica actualmente en Punta Sam en el Caribe mexicano, pero ¿cómo llegó el árbol de La Noche Triste a Cancún?
Unos trozos del tronco de este legendario árbol, fueron llevados de la Ciudad de México en 1983 y ahora adornan la residencia de la familia Chacón-Ramos en Punta Sam, muy cerca de Cancún.
Enrique Chacón González recogió unas partes del tronco que se encontraban entre un montón de escombros después de los trabajos de colocación de una nueva verja, evitando que fueran cargados a camiones de desechos.
Apasionado de la historia, el ingeniero egresado de la UNAM, rescató los fragmentos de aquel ahuehuete. Incluso invita al público si tiene interés en recibir una pequeña muestra del famoso árbol, que lo solicite al correo: carmelis_chacon@hotmail.com
Tiene incluso un certificado del rescate con testimonios de vecinos de la zona de Popotla, Tacuba, en Ciudad de México, del 7 de enero de 1983, donde aseguran que recogió dos trozos del ahuehuete que iban a la basura, poco antes de una ceremonia donde se inauguró una nueva reja.
Los restos estaban sobre la Calzada México-Tacuba, amontonados junto al escombro para ser recogidos por un camión de basura del entonces Departamento del Distrito Federal. Los testigos señalan que no los robó y eran iguales a los del legendario árbol.
Como es sabido, los testimonios indígenas sobre la batalla de La Noche Triste, la única que los mexicas ganaron a los españoles, se hizo a través de sus códices y los informes que dieron los tlamatinime (sabios) a fray Bernardino de Sahagún. Los antiguos mexicanos narran cómo asediaron a los conquistadores, cómo lucharon contra ellos y cómo también pueden ser guerreros crueles.
Los investigadores Patrick Johansson, Leonardo López Luján y Alejandro Rosas coinciden en que esta batalla, ocurrida en el corazón de Tenochtitlan el 30 de junio de 1520, hace 500 años, fue un parteaguas histórico, pues a partir de esa noche cambió la idea del conquistador Hernán Cortés sobre cómo debería ser la conquista, especifica Rosas.
La Noche Triste, narra Miguel León-Portilla en la Visión de los Vencidos, fue la respuesta de los aztecas a la matanza preparada por Pedro de Alvarado durante la fiesta de Tóxcatl, celebrada por los nahuas en honor de su dios Huitzilopochtli.
Así que ya sabe usted qué hacer si quiere un trozo de este árbol histórico y legendario.
Hasta aquí el escrito de El Sol de Puebla.
En fin, como escribió Gonzalo Ramos Aranda (México) en su poema Árbol de la Noche Triste
Hernando Cortés, sangrando
sangre, lágrimas llorando,
por sus muertos, sus despojos,
postrose, ante ti, de hinojos.
Perdiendo, así, la entereza,
mojó tu tersa corteza,
con sal, de espanto, de miedo,
pidiendo la paz, . . . sosiego.
raultorress@hotmail.com