Conocido como el primer ciudadano, este líder dejó un legado perdurable en la historia de la humanidad. Descubre quién fue el primer emperador romano y cómo fue su gobierno.
Algunas figuras históricas dejan una huella en el desarrollo de las civilizaciones humanas que perdura durante siglos y repercute hasta la actualidad. Entre estos nombres se encuentra sin duda el del primer emperador del Imperio Romano, César Augusto.
Nacido en una época de turbulencia y cambios, su figura emergió como el arquitecto de un nuevo orden, ya que guio a Roma desde las cenizas de la República hacia una era de paz y prosperidad que redefiniría el mundo grecorromano, señala la Enciclopedia Britannica, una plataforma informativa.
A través de una combinación de astucia política y reformas, este líder transformó la estructura de gobierno y sentó las bases de un imperio que perduraría por siglos. En este artículo, National Geographic recorre la vida de César Augusto, un hombre cuya influencia moldeó el curso de la civilización occidental.
El primer emperador romano: ¿Quién fue César Augusto?
Cayo Octavio Turino es reconocido como el primer emperador romano. Nació el 23 de septiembre del 63 a.C. y falleció el 19 de agosto del 14 d.C. en Nola, cerca de Nápoles (actual Italia), señala Britannica.
Llegó a gobernar luego de la muerte de Julio César, su tío abuelo y padre adoptivo. Fue entonces que tomó el nombre de César Augusto, indica un artículo de National Geographic España. De acuerdo con Britannica, su ascenso al poder marcó el fin de la República Romana.
El gobierno de Augusto se caracterizó por una estructura autocrática conocida como principado. Aunque se presentaba como un retorno a las instituciones republicanas, este hombre, conocido por el término latín princeps, primer ciudadano, mantenía el control absoluto, añade la Enciclopedia. Esta forma de gobierno permitió que su autocracia fuera aceptada por la población romana.
Según describe la fuente antes mencionada, Augusto fue “un líder paciente, hábil y eficiente”. Durante su mandato, reformó diversos aspectos de la vida en Roma y logró instaurar un periodo de paz y prosperidad que perduró en el mundo grecorromano conocido como Pax Augusta.
Las contribuciones del princeps fueron fundamentales para la estabilidad y desarrollo del Imperio Romano. Tanto es así, que su nombre figura entre los más conocidos de la Antigüedad y su gobierno es objeto de interés de los historiadores incluso en la actualidad.