REFLEXIONES
Me sorprende ver en Puebla, en cualquier evento del gobernador, alcaldes, funcionarios, legisladores y precandidatos a cargos de elección popular, a cientos de personas que toman una foto con celular, arman un portal y publican boletines, presumiendo que son reporteros o periodistas.
¡Benditas redes sociales!
Eslogan que cayó de maravilla a muchos que inventan trayectorias dignas de Wikipedia, aunque apenas pueden escribir su nombre.
Unos, son enviados a espiar, sirviendo de informantes a oficinas extrañas, llenándose la boca diciendo que trabajan reportando a “seguridad”, antes CISEN; otros, vieron en el maltratado periodismo la forma de chantajear o extorsionar a incautos o se conforman con llegar a desayunar aprovechando invitaciones que circulan por todos lados.
Arturo Rueda Sánchez, el presidiario administrador de reputaciones es un sonado caso.
Otros, han sido invitados por jefes de comunicación social a manejar portales y hacer negocios “legales”, autorizándoles publicidad a cambio de moches mediante convenios que les asignan, bastándoles cumplir los requisitos de proveedores, darse de alta en el SAT y entregar su factura respectiva, constituyéndose en un desvío de recursos disfrazado.
Abundan los portales creados al vapor que son utilizados para golpear a los que consideran enemigos políticos, defender a sus aliados y publicitar encuestas a modo, siendo manejados por familiares o incondicionales de esos mismos desvergonzados jefes de prensa que, afortunadamente, no son todos.
Existen los decentes y profesionales.
¿Por qué no se hace una evaluación de los verdaderos reporteros y periodistas que laboran en portales, revistas, periódicos quincenales y mensuales, diarios llamados tradicionales, programas de radio concesionado o por redes y Facebook Live?
¿Por qué no exhibir a los farsantes?
¿Por qué no descubrir a los directores de comunicación social que han hecho de su cargo el modus operandi para ganar dinero a manos llenas y no volver a trabajar en lo que les resta de su vida?
Los casos son muchos empapados de soberbia.
Un ejemplo de tantos es Fernando Alberto Crisanto Campos, el pillo que anda a salto de mata.
Crisanto, cobijado por el morenovallismo, Fernando Manzanilla, Guillermo Pacheco Pulido y anexas, se la pasa rezando porque el protector de delincuentes, Ignacio Mier Velazco, sea Gobernador del Estado, a sabiendas de que sería su salvavidas. Vaya descaro.
Lo mismo desean Eukid Castañón, Arturo Rueda, Francisco Romero Serrano y Florentino Daniel Tavera Ramos.
Reitero, debe haber jefes de prensa que ejercitan la profesión con sensatez y honestidad.
En estos momentos abundan las encuestas que manejan portales “fantasmas”. No hay reglamento que regularice la actividad ni mucho menos un censo que identifique quién o quiénes están detrás de su torpe operación. Igualmente, abundan los medios serios, con trayectoria y reconocimiento.
POSDATA: ¿Qué jefes de prensa o comunicación social se han encargado de premiar a incondicionales o marginar a los que consideran rivales potenciales y cuántos periodistas verdaderos existen en Puebla?
POSDATA 2: ¿Cuántos de los que abundan en los tres niveles de gobierno realizan su encomienda sin favoritismos ni discriminación?
POSDATA 3: ¿De todos los asignados a un cargo de comunicación social en distintas dependencias, cuántos se han abierto por algún aspirante al Gobierno de Puebla 2024?
POSDATA 4: ¿Cuántos han sido profesionales, respetuosos y decentes o la soberbia y la ambición del dinero les ha ganado?
Supongo que varios merecen reconocimiento a sus principios y convicciones.
POSDATA 5: El que esté libre de pecado que… sea santificado.
directorabcd_reflexiones@yahoo.com.mx