México vive un periodo de cambio del sistema, de régimen político. Con el inicio de una nueva administración, las expectativas de los ciudadanos que votamos por López Obrador son muy altas. Para el gobierno que encabeza el ahora Presidente, se trabaja en avanzar en transformaciones profundas que México requiere para ser un país más próspero y justo, en particular, su promesa fundamental de combatir la corrupción, la desigualdad, la pobreza, impulsar la legalidad y el estado de derecho, y terminar con los pactos de impunidad que han inhibido el desarrollo del país. Asimismo, su reto no menor, de contar con recursos financieros para lograr cumplir con su Plan Nacional de Desarrollo y, que en los hechos los ciudadanos vean una mejora en su economía y calidad de vida.
Los cambios que impulsa el ejecutivo federal, tomaran tiempo para rendir frutos, debido a que la situación en que se encuentra el país, no permite en el corto plazo terminar con los vicios de la etapa neoliberal. En este esfuerzo, las instituciones de educación superior, más que otros grupos de la sociedad, estamos obligados a contribuir en estas importantes tareas, a cuidar los intereses de la nación, estar informados sobre los cambios y transformaciones que acontecen en nuestro entorno, a buscar y proponer soluciones que demuestren nuestro compromiso con la sociedad, pues la nuestra es la época del conocimiento, del análisis y de la opinión.
En ese sentido, resulta indispensable tener presente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en septiembre de 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que contiene una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental de los 193 Estados Miembros que la suscribieron y que se resume en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, también conocidos como Objetivos Mundiales, guía de trabajo de la ONU, durante los 15 años que van de 2015 a 2030; simultáneamente, constituye un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para el 2030. Esta Agenda tiene como principio rector la igualdad y la dignidad de las personas.
El objetivo 16, de la Agenda 2030, relativo a la paz, la justicia y las instituciones sólidas, consiste en promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, propone facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones responsables, eficaces e inclusivas a todos los niveles; para la consecución de este objetivo se fijan, entre otras metas: reducir de manera significativa la corrupción, todas las formas de violencia y el tráfico ilícito de armas; fortalecer la recuperación y devolución de los activos robados, la rendición de cuentas y el derecho a la información; luchar contra todas las formas de delincuencia organizada; en términos generales, se debe promover el Estado de Derecho, tanto a nivel nacional como internacional.
Como lo señaló el destacado jurista mexicano Flavio Galván Rivera, ex presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación: “En un auténtico estado de derecho no puede, más aún, no debe haber discriminación, desigualdad, miseria, violencia, corrupción, impunidad, no debe haber injusticia, ni inseguridad jurídica, en síntesis, debe prevalecer la paz social, con justicia y dignidad” El Derecho humano al buen gobierno debe ser una realidad social.
Para lograr la paz social se debe vivir en la cultura de la juridicidad, con la plena convicción de que todos estamos inmersos en un mundo de derechos y deberes jurídicos; que el cumplimiento de los deberes es correlativo del ejercicio de los derechos; sólo el respeto al sistema jurídico democrático puede garantizar la vigencia de la paz social.
De ahí que todas las acciones de gobierno deben estar orientadas a combatir la pobreza, a generar riqueza, crear oportunidades y terminar con la desigualdad.
Pero los esfuerzos del Presidente serán en vano, si los ciudadanos no comprendemos, que también debemos cambiar nuestra mentalidad, ya que se requiere entretejer, a partir de los valores y principios del humanismo, contar con un espíritu innovador, pensamiento crítico, responsabilidad social, capacidad para la toma de decisiones, trabajo en equipo, inteligencia social y emocional, aptitud para establecer relaciones interpersonales y una participación social activa, para afrontar juntos la descomposición social que vive el país y la crisis de valores que día a día afecta la vida de los mexicanos.
Nos debe quedar claro, que un solo hombre, no puede salvar un país, que se nos está cayendo en pedazos.
*Director General del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla.