CDMX a 15 de enero, 2019 (Grupo Maya Comunicación).-No es extraño que sean los priistas los que encabezan el reclamo contra el combate al robo de combustible, iniciada apenas a unos días del gobierno de López Obrador, cuya Cuarta Transformación busca cambiar de fondo las costumbres delincuenciales de los políticos que han saqueado al país.
Y no es extraño porque han sido precisamente políticos emanados del PRI, los que desde el gobierno federal -al igual que los panistas por dos sexenios- los que han construido un negocio redondo con el robo de combustible.
Un negocio redondo sin pérdidas, sin riesgos, sin nómina, sin inversión y sin pago de impuestos; ya que los políticos del huachicol han hecho uso de la infraestructura de PEMEX, de personal técnico de la paraestatal y las redes de comercialización de la última gran empresa del país, para hacer negocio particular.
Como líderes del robo de combustible se han mencionado a los priistas Emilio Gamboa, Carlos Salinas, Romero Dechamps, Enrique Peña; y a los panistas, ex presidentes, Vicente Fox y Felipe Calderón.
Y aunque no han caído aún esos peces gordos como parte del plan anti-huachicol, y quizás nunca caigan; el golpe ha sido fuerte, pues se dio certero a la estructura financiera de los huachicoleros, con el cierre de ductos y el congelamiento de cuentas bancarias relacionadas con este ilícito.
El combate al robo de combustible no es tarea fácil, incluso para un gobierno; por ello es indispensable la cautela, y accionar de manera gradual, pues la operación anti-huachicol podría salirse de las manos al gobierno de la 4T.
Y aunque queda claro que los ciudadanos, incluidos los que no votaron por López Obrador, aprueban y respaldan al mandatario federal en el combate al robo de combustible, sí es necesaria una estrategia menos rudimentaria para lograr objetivos, y evitar infiernillos que pudieran incendiar el panorama.
No obstante cabe destacar que el problema mayor no son los pleitos callejeros de ciudadanos en las gasolineras; sino el crimen organizado de los cárteles de la droga detrás del huachicol, dentro de los cuales también se encuentran políticos.
Tal es el caso del gobernador de Jalisco, una de las entidades que registra el mayor robo de combustible de toda la República, y quien de acuerdo a las investigaciones de la periodista Lydia Cacho, es líder del cártel de Jalisco.
En este panorama, Enrique Alfaro, emanado del partido Movimiento Ciudadano, quien tras obtener el triunfo se deslindó de la coalición que lo postuló (PAN-PRD-MC), hoy se mantiene en la palestra, con la voz en alto, en rechazo al plan anti-huachicol. Con personajes como este el gobierno federal debe tener mucho cuidado, pues si deja huecos, como la irregularidad en la distribución de combustible que ha traído contratiempos y malestar a los ciudadanos, los hampones se filtrarán. Es claro que nada tienen que perder.
La lucha estéril del PAN
Mal hace el presidente del PAN, Marko Cortés, al reclamar por el plan anti-huachicol, siendo que los ex presidentes de México, emanados del albiazul, Vicente Fox y Felipe Calderón, participaron del atraco a la paraestatal, siguiendo los pasos de los gobiernos priistas, y hoy son copartícipes de la ordeña de los ductos.
Y aunque el dirigente panista forma parte de una corriente lejana a estos expresidentes, incluso encontrada; bien haría en bajarle al tono de su protesta por “el mal planeado combate al robo de combustible del gobierno federal”; ya que es parte del mismo partido que saqueo PEMEX.
Eso sí, Marko Cortés debe insistir, sin descanso, en la exigencia al gobierno federal para que entregue una investigación creíble sobre las causas que provocaron la caída del helicóptero donde murieron la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle.
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Quedo de ud.
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