Se cumplen 10 años del ataque contra el exjugador del club América, Salvador Cabañas, perpetrado por José Jorge Balderas Garza, alias “JJ”, quien antes de dispararle le dijo que “pidiera su último deseo”.
En entrevista para la agencia de noticias AFP, el exídolo del futbol mexicano y de la selección paraguaya, asegura que ya perdonó al hombre que le disparó en la cabeza y truncó su carrera deportiva en el baño de un club nocturno de la Ciudad de México hace 10 años.
“Yo estoy bien. Ya me olvidé de eso: lo perdono al tipo que me hizo eso y destruyó mi carrera. Lo importante es que estoy vivo”
Actualmente Salvador Cabañas vive en compañía de sus padres en una humilde casa ubicada en Itagüí, en las afueras de la capital paraguaya. En ese lugar, confiesa que el “JJ” era un desconocido para él cuando se lo encontró en el Bar Bar, el 25 de enero de 2010.
“El incidente se produjo de la nada. Me dijo que yo le estaba robando a México. Yo estaba compartiendo con mi expareja después de un partido y ahí pasó. Dicen que era uno de los mayores narcotraficantes de México”, precisó.
José Jorge Balderas Garza le produjo el disparo que casi le segó la vida en la cúspide de su carrera como jugador profesional.
“Me apuntó directo a la frente. Estaba temblando con la pistola en la mano y apuntándome (…). Dijo que pidiera mi último deseo porque me iba a morir. Yo le dije que yo no me iba a morir y que no tenía por qué pedir ningún deseo. Le dije que no haga eso”, evocó.
Cabañas piensa que su recuperación es un milagro
El exjugador de futbol comenta que los mismos doctores están sorprendidos por su recuperación.
“Dijeron que nadie sobrevive a esa clase de atentado. Escuchaba que decían que ya no iba a caminar más. Pasó el tiempo y volví a caminar y se sorprendieron todos”.
El “Chava”, como le conocen popularmente en México, señala que con el tiempo gente creyente se le ha acercado para pedirle sanación.
“Viene gente a verme. Viene gente en silla de ruedas, gente que cree que nunca más va a caminar”.
Cabañas se alejó de la práctica del futbol.
“Practico voley con mis amigos del barrio. Lo que pasa es que (los médicos) me prohibieron cabecear, porque la bala que tengo incrustada en la nuca se puede mover y me puede hacer daño. Me dicen que puedo quedar paralítico. Está alojada encima de la vena principal”.
Hasta hace un par de años jugó en algunos equipos de segunda división de Paraguay.
“Tenía miedo de chocar fuerte con alguien y mis compañeros también de chocar conmigo. Me convencí y dije que ya era suficiente. Tenía 21 años de vida profesional. Hoy tengo 39 años..”, indica.
Diez años después de sufrir el ataque, Cabañas está convencido de que llegará a viejo.
“Voy a llegar. Tengo muy buena salud. Trato de disfrutar de la vida y de los amigos”, afirma.
El hombre que de la cima de los privilegios deportivos y financieros redujo su nivel al de alguien que vive bajo la protección de sus padres dice que su experiencia le hizo valorar más a su familia: “Ellos son los que hicieron que me aferrara a la vida”, remató.