Bastó que el Senador Ricardo Monreal Ávila propusiera una pregunta, que nada tenía de anormal, sobre la revocación de mandato, para que saliera el columnista Federico Arreola a descalificarlo, llamándolo traidor y desleal.
Monreal, habría dicho: “¿Está de acuerdo con que se concluya de manera anticipada el desempeño del cargo de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de confianza?
Para Arreola, el texto sería una invitación a votar porque SÍ SE VAYA anticipadamente López Obrador. Su interpretación torpe, solamente denota que los francotiradores están encima del zacatecano a partir de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador dictó la lista de los posibles a sucederlo, encabezando Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, entre otros, soslayando el nombre de Monreal.
Para el columnista, el Senador admitió su exceso de deslealtad (sigue siendo desleal y traidor), por eso reformó la pregunta: “¿Estás de acuerdo con que el Licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, continúe ejerciendo el cargo hasta que concluya su mandato”?
¿La pregunta es perfecta y llena el ojo de la abyección?
¿Está bien que aparezca el nombre del Presidente en una ley constitucional?
¿No es una invitación a los votantes a que ratifiquen algo que no tienen que ratificar porque ya votaron en 2018?
La revocación de mandato corresponde pedirla exclusivamente a los ciudadanos y hasta el momento nadie la ha pedido de forma seria ni exhibido una recopilación de firmas para que se vaya el Presidente, porque lo ideal es que termine su gestión de 6 años y entregue cuentas.
Cualquier cosa se aprovechará para tundirle a Monreal, al igual que a su homólogo Alejandro Armenta Mier, aspirante natural al Gobierno de Puebla. Por eso el poblano está siendo denostado con mucha anticipación en redes y algunos medios impresos al servicio de sus enemigos, algunos de ellos que quieren sentarse en el sillón de Casa Aguayo.
La sucesión en el gobierno federal arrancó con anticipación de manera abrupta, sin poner límites; lo mismo en Puebla, donde Eduardo Rivera Pérez e Ignacio Mier Velazco levantan la mano y hacen estallar sus cohetones.